DER HIMMEL ÜBER BERLIN: Shadowdancers (Autoproducido 2014)

15304242707_77166e94be_oHay pocas ocasiones en las que a estas alturas de la película algo te llame la atención por novedoso. Supongo que tiene que ver con el bagaje (los años, sobre todo, ya sabes eso de que sabe más el diablo por viejo que por diablo) e imagino que también por el hecho de que está todo o casi todo inventado. De hecho en los últimos ¿diez años? podría contar con los dedos de una mano las situaciones en las que me ha sucedido esto. E incluso me atrevería a afirmar que un porcentaje alto de éstas ha habido otras causas asociadas que han aportado más peso que la originalidad pura y dura. Sin embargo, a veces sucede. Y hay que destacarlas, claro. Digo todo esto porque uno de los grupos que más nos impresionaron y sorprendieron el pasado año fueron, sin duda, los italianos Der Himmel Über Berlin con su (trilladísimo tengo el cd ya) Memories Never Fade. La mezcla de afterpunk añejo, postpunk moderno y sentir oscuro nos llamó mucho la atención entonces, principalmente por la calidad que supuraba cada uno de los cortes de aquel CD. De ahí que la noticia de la salida de este Shadowdancers nos llenara de ganas de escucharlo. Sabía que el trío era ya cuarteto (con la adición hace un tiempo de Teeno Vesper al micro, lo que de algún modo liberaba las baquetas de Riccardo Zamolo) pero imaginaba que eso no repercutiría más que positivamente.15490458332_f562cf0b34_oNo me equivocaba. Shadowdancers comienza con Hyde y con una guitarra que automáticamente te trae a la oreja a Madre Del Vizio. Pero es una sensación que rápidamente se rompe pues la canción tiene matices que los de Fulvio Tori and co. nunca alcanzaron. Teatral, ácida, cortante en las guitarras y áspera en el resto, es la perfecta manera de adentrarse en un disco que se adivina ya especial. Alone In My Room (una de las que ya conocíamos por el videoclip con el que la lanzaron allá por el mes de julio) es tan desasosegante como redonda. La rasgada garganta de Teeno acompaña perfectamente la rudeza de la instrumentación, la eficacia de la sección rítmica acompaña perfectamente al filo de la guitarra de Davide. Casi perfecta. Algo que se podría decir también de Shadowdancer. Un poco menos oscura que las anteriores y, al mismo tiempo, más canónicamente gótica, tiene en el ritmo endiablado y el bajo fogoso y casi violento dos de sus grandes virtudes. El drama en voces y guitarras hacen el resto. Don’t Take Me Home Tonight es más tranquila, más pausada pero repleta de la misma fuerza que los otros temas, más enérgicos. Es una de las más ochenteras del CD, recuerda más al estilo elegante y aterciopelado que marcaron en Memories Never Fade, aunque la voz sea tan radicalmente distinta. Spit It Out es una pieza oscura, instrumental, onírica casi, atmosférica… Irreal. Los ambientes creados son de esos que bajan la temperatura de la estancia donde la escuchas unos cuantos grados. Una pieza, insisto, para escuchar con los ojos cerrados y dejarse llevar. Mecidos por el mar… With Some Leeway cambia radicalmente el tercio. También con sonido añejo, regusto de un pasado glorioso para la música que nos gusta, pero con un deje fresco y actual. Evocadoras melodías, juegos vocales de gran calado. Un estupendo tema. Something In The Dark retorna un poco al sitio dónde se quedó Shadowdancer. Otra vez el ritmo rápido, la guitarra afilada (aunque menos que en Alone…), otra vez el gusto siniestro. Aún con lo dicho, me gusta más Black Dress. El bajo de Stefano tan protagonista, los parches de Riccardo ahora sí muy postpunk, las guitarras del señor Simeon… una de esas canciones que no cansan y que oirías una y otra vez. A Ballad, penúltimo corte, es oscura y densa como la sangre coagulada. Y cuesta aproximadamente el mismo trabajo quitársela de encima. Otra vez las cuatro cuerdas mandando en un tema de ambientes cambiantes y tupidos, versátiles y espesos. Un punto progresivo, hipnótico, como si algún arcano demonio submarino hubiera poseído a los Pink Floyd más retorcidos. Los sonidos como de delfines de fondo tampoco ayudan a despejar la sensación de opresión, de ahogo marítimo. Falling Down pone punto y final a Shadowdancers. Con Teeno demostrando capacidades vocales y los aires cureros en las distorsiones, resume todo lo que Der Himmel Über Berlin tiene para decir. Que es mucho. Si al principio decía que Memories Never Fade me había impresionado como debut en 2013, este Shadowdancers repite apreciación un año después. Y eso pese al más que perceptible cambio estilístico acontecido. Un cambio que refuerza, que suma más que otra cosa. Añade personalidad y produce un disco ciertamente maravilloso. Uno de los mejores de lo que va de 2014, que teniendo en cuenta que estamos en octubre…