PARHELION & ZAC KEILLER: Farthest North (Cyclic Law 2013)

11695520486_cfb53e3890_oFarthest North es el nombre que recibe la colaboración musical entre el proyecto canadiense Parhelion y el artista australiano Zac Keiller. Ambos caballeros se han especializado en los últimos tiempos en darle forma sonora a paisajes desolados, si bien el amigo Keiller lo hace desde un punto de partida más experimental y un poco menos ambiental que el del oscurísimo Ihor Dawidiuk. En este caso la “musa” e inspiración es el más lejano norte del título y dicho nombre no podría ser más acertado. El frío, desolado, solitario e inmenso norte. El helado. La intención es hacer sentir al escuchante las sensaciones y sentimientos que pueda generar ese tipo de paisaje y a fe mía que lo logran. En ocasiones acercándose a los mejores Lycia (que también tuvieron su acercamiento al tema en Cold, aunque fuera desde otro prisma), en otras desde una perspectiva más orgánica, en otras más experimental. Un disco que combina perfectamente momentos de gran densidad con otros de delicada y casi minimalista belleza. A través de loops sonoros, samplers, voces susurradas, casi murmullos, un sinfín de elementos que en conjunto atrapan al oyente, lo sumergen en esa sensación de amplitud helada, de paisaje infinito, terriblemente bello. No estamos no obstante, ante un trabajo narrativo, no hay una continuidad entre los temas que desarrolle un discurso coherente, sino que se trata de uno de esos discos casi conceptuales que hace de sus siete temas, siete pedazos, siete maneras de observar y recrear esos panoramas inmensos de hielo y nieve. Atmósferas recreadas, opresivas en por ejemplo In The Midst of Eternal Ice. Ambientes fríos, helados, muertos en su desolación, en el tema homónimo, Farthest North. Para mí, los dos mejores cortes del CD, si bien es complicado destacar alguno, tanto por el nivel de piezas como la oscura Opal Sky o la experimental Perfect Desolation, que perfectamente podrían ser una de esas dos elegidas, como por la ausencia de alguna “canción” que pueda parecer inferior. Difícil subrayar mejores y peores, todas rayan a gran altura.

Uno de esos discos para escuchar y degustar tranquilamente, con la luz apagada (tal vez incluso mejor con cascos), preferiblemente en soledad. Soledad que ya de por sí se hace más grande al seguir el recorrido que ambos artistas proponen, logrando esa áspera sensación perseguida surco a surco, esa tremenda percepción aumentada, nota a nota, ruidito a ruidito. Un dibujo perfecto, una estupenda fotografía a veces fija y otras no, un magnífico retrato de ese lejanísimo norte (más para el 50 % australiano, claro) que no es necesario explicar, pero que apetece sentir una y otra vez. Una abstracción, oscura, amplia, calmada. Dura como el hielo, espacial de algún modo. Porque esa es otra de las facetas de Farthest North: la capacidad de abrir la mente tanto como el propio espacio, también oscuro, también frío, también desolado. Un estupendo, en definitiva, ejercicio paisajístico musical. Un ejercicio que arrastra el dark ambient a cotas difíciles de superar. Un disco para reposar la mente y escuchar tantas veces como se pueda. Calentito, preferiblemente, eso sí.

Farthest North está editado en digipack de seis paneles, limitado a quinientos ejemplares y con un dvd a modo de bonus que proporciona a través de sus imágenes una experiencia audiovisual añadida.