NEAR EARTH ORBIT: Divine Inferno (Solar Lodge 2024)

Actualmente es complicado distinguir la línea que separa las producciones de Near Earth Orbit de las de Merciful Nuns, especialmente tras la salida de Ashley Dayour de los primeros. Inicialmente, aparte de lo relativo a la formación, esa línea venía más o menos dibujada por lo conceptual, la idea que había detrás de cada uno de los proyectos. Pero ese matiz de concepto también se ha ido diluyendo con el tiempo hasta un punto en el que, si se hace de manera aislada, es difícil diferenciar si las canciones de este o aquel disco corresponden a este o a aquel proyecto. Dicho lo cual, Divine Inferno (última producción de NEO) arroja a la cara del escuchante algunas diferencias sónicas (que al final son las más importantes) y sustanciales, respecto tanto de los primeros discos del combo Dayour-Seth como de cualquiera de los Nuns. Curiosamente, de alguna manera también lo entronca con aquel otro paralelo ya añejo, Lutherion (de los aún más añejos Garden of Delight, en los que conocimos al matrimonio Seth que actualmente son únicos responsables). En realidad, sobre todo en lo temático aun con matices, creo que toda la producción desde los inicios de GOD se podría articular como un todo. Con matices, insisto, muy importantes, pero dudo que MN o NEO existieran (ni siquiera como idea) sin aquellos lejanos Enki’s Temple o Sargonid Seal.

Tras el largo preámbulo, vamos con Divine Inferno. Como sucede con los álbumes anteriores, toda la discografía del grupo se entiende mucho mejor si se acompaña del visionado de las diferentes “películas” que han ido acompañando cada disco y si te sumerges en el NEOverse que presentan en su propia web. Los propios libretos de los discos y toda la imaginería que incluyen ayuda también a entender e interpretar correctamente el resultado discográfico final. Pero sería larguísimo (y muy fuera del propósito general de esta reseña y casi me atrevería a decir que de la propia web donde la estás leyendo) intentar desentrañar todo este universo tan cuidado como prolijo. Musicalmente, ya desde Luciferion Regis el álbum muestra un sonido de guitarra bastante más metalizado y endurecido de lo habitual. Las voces también remiten a esas influencias metálicas, aunque la personal garganta de Artaud siga siendo más que reconocible por más que acentúe lo rasposo y el desgarro vocal. Esta tónica se mantendrá de una forma bastante general en todo el disco (de ahí el recuerdo de Lutherion) con las excepciones de Bitter Moon (mucho más pausada y cinemática, mucho más cercana a las “bandas sonoras” que eran una de las marcas de la casa especialmente en los primeros discos), Hypnoise y su deje bastante electrónico o Hades III que combina ambas capas, la cinemática y la electrónica.

Todo en Divine Inferno tiene un cierto aroma de final de la novela planteada en End Of All Existence hace ya diez años, pero con Artaud Seth nunca se sabe, como bien demuestra una y otra vez su trayectoria. Desde luego es un disco para escucharlo tal cual, olvídate de plataformas digitales y singles modernos; NEO, visual, conceptual o cinematográficamente hablando, siempre han funcionado como un todo difícilmente divisible en píldoras para Spotify, aunque puedan escucharse cualquiera de las piezas creadas en esta década de forma individual, se disfrutan más como un todo. Y claro, también sus canciones tienen suficiente enjundia por sí mismas, pero se entienden mejor imbricadas en esa globalidad que representa el propio proyecto.

Divine Inferno es un estupendo trabajo –tanto si se trata de un nuevo eslabón en la ya larga cadena de historia futurista apocalíptica, como si es el colofón, el epílogo de ese NEOverso que citaba antes-, potente y oscuro, guitarrero y siniestro, como el futuro que pintan. Y aunque en ocasiones ese pintar sea con un trazo bastante grueso, el resultado final es atractivo e interesante, además de musicalmente destacable. Obviamente, si hasta ahora no has “entrado” en el mundo Seth, difícilmente Divine Inferno sea la mejor elección. Pero si has disfrutado algo de lo realizado –y citado- anteriormente (da igual el proyecto), apuesto a que no quedarás decepcionado. Creo que ganaría esa apuesta.