Juegos Nocturnos: Trauer (DK Records 2023)

En los tiempos que corren, de corrientes transversales, en los que ya nada tiene su nombre, o todo ha dejado de ser, de alguna manera, lo que era, es muy difícil poder encasillar ya las bandas dentro de estilos concretos, como es el caso del disco que nos ocupa en este caso. Realmente la grabación en sí tiene casi un año, pero creo que merece la pena tenerlo en cuenta de cara a una casi segura edición en formato físico, ya que de momento solo está disponible en formato digital, para uso y disfrute de aquellos que hayan podido disfrutarlo, dada la escasa promoción por el momento del proyecto en sí. 

Entre tantos proyectos etéreos con mucha más proyección mediática que horas de ensayo, de vez en cuando caen estas cosas entre manos que, si bien queda bastante lejos de ser protagonizadas por jóvenes púberes de triple capa de eyeliner y cabello indomable, no deja de dar un puñetazo en la mesa para demostrar que los que tuvieron retuvieron, y no son palabras vacías, ni humo, sino que se materializan en proyectos sólidos, trabajados y con algo que contar, sin más pretensiones mediáticas. 

Juegos Nocturnos está compuesto, sin ir más lejos, que por Jesús Amodia (mas conocido por ser el guitarrista y alma mater de los míticos P.V.P. y Per Mertanen, antiguo bajista de los no menos míticos Décima Víctima.

Esta reseña podía acabar aquí con lo descrito hasta ahora, pero es que su primer disco “Trauer” (dolor en alemán), tiene muchísimo que decir en el panorama actual, y no solo por las huellas imborrables y reconocibles de sobra de estos músicos en el disco, sino por que las letras superan con creces todo lo hecho en el panorama actual en los últimos tiempos. 

Historias de nostalgia, tristeza, esperanza y melancolía tratadas con una exquisita delicadeza, prosa tejida con elegancia, que encaja en las canciones como un guante que se ajusta a la perfección.

Temas en los que la guitarra de Jesús y el potente bajo de Per destacan por encima de todo, junto con la voz del propio Jesús, a veces con la pista doblada creando un sonido etéreo y angelical por encima de las melodías.

El disco se compone de nueve temas como “Tendrá que diluviar” (mi favorito hasta ahora), o “En nombre de La Paz” de la que incluso han rodado un bonito videoclip en claro oscuros que podéis ver en youtube.

Aunque claramente podría parecer que es un proyecto enfocado para fans tanto de P.V.P. como de la décima víctima, creo que es una vuelta de tuerca respecto a ellos. Ni encontrarás los guitarreos furiosos after punk de unos, ni el abatimiento invernal y pesimista de los otros, aunque contienen muchos elementos de ambos salpimentados en cada una de las canciones. Esto es algo más. Algo distinto. Las guitarras son delicadas y sin estridencias, apareciendo con más preponderancia cuando se las necesita, sobre las omnipresentes y contundentes líneas de bajo, sobre la batería programada.

No veo el momento de que “Trauer” salga en formato físico, que ya sabéis que lo que no se puede tocar se lo lleva el aire, pero hasta que llegue a nuestras manos, no dejéis de dedicarle algo de tiempo a este disco, ya que la experiencia es un grado y, como ya no hay nada que demostrar, disfrutemos del arte de los que nos enseñaron de que iba esto, cuando no todo era tan fácil como ahora.

Espiritu