DRAMA OF THE SPHERES: Puzzled View (Manic Depression 2014)
Difícil me lo ha puesto este Puzzled View de los franceses Drama Of The Spheres. Una banda veterana, más de veinte años de trayectoria, pero que sinceramente no conocía más que de nombre. Pero eso no ha sido lo que lo ha hecho complicado, obviamente. Lo complicado viene cuando pulsas el play en el reproductor y los primeros sonidos empiezan a llenar la habitación. Viene cuando te das cuenta de la absoluta locura que impregna cada nota. Es como si Marilyn Manson se hubiera tirado veinte años en un psiquiátrico escuchando deathrock todo el rato y hubiera decidido, al salir, remezclar las paranoias más delirantes de Virgin Prunes. Está claro, ¿no? Pues me quedo corto. Riffs imposibles de guitarra, cercanos al rock noventero independiente, constantes cambios de ritmo, bajos tremebundos y desquiciada genialidad a volumen brutal. La voz es absolutamente personal aunque tiene ese deje deathrockero tan característico mezclado con la ronquera de un Reznor o del propio MManson. Con el añadido de la mala hostia de un Jaz Coleman pasado de vueltas. Lo dicho, complicado, muy complicado.
Y es que me ha costado entrar en un disco que en un primer momento me parecía deslavazado, confuso, ruidoso en el mal sentido. Como si los instrumentos en vez de compatibilizarse entre sí, compitieran por destacar, por quedar por encima. Pero poco a poco he ido “comprendiendo” las canciones, intuyendo los porqués, vislumbrando que es lo que DOTS pretenden con cada detalle. No es fácil Puzzled View, no te deja disfrutarlo a la primera. Circus recuerda en guitarrazos y ritmos a ese rock noventero alternativo que citaba antes. Los cambios en la enloquecida voz, el bajo omnipresente… y el detalle central puramente circense, una chifladura más, una genialidad, una boutade absoluta. Puppet Song no refleja menos desquicie. Toques industriales (desde el rock, otra vez), alucinantes matices. La letra repite un mantra larguísimo, el ritmo cambia cien veces y JeroMad se erige en protagonista absoluto. Toxic Boy suena bastante deathrock, especialmente en garganta. La estructura es muy parecida a las anteriores pero la suaviza el teclado. Tiempo al tiempo se ha convertido en una de mis favoritas del disco. Identified retoma la senda del nuevo rock noventero, el que creció tras la explosión grunge, especialmente en la arquitectura del tema. La voz, otra vez, se carga un poco esa apariencia pero no evita la imagen de melena y pantalón corto ancho con sudadera de capucha. Terroristik Toiz redunda en lo apuntado. Demasiada hostia con las seis cuerdas para mi gusto, le falta algo de decadencia elegante entre tanto punch. Los efectos de micro recuerdan de nuevo a la Marilyna, aunque sin exagerar. Dustman se apoya en el teclado en su comienzo, ondulante, bella, pronto se enrancia con efectos diversos y entra el trueno de la guitarra y la batería aporreada con saña. Las teclas se contagian y la voz vuelve de cabeza al loquero. Curiosa, muy curiosa. So Fake es cortita, poco más de dos minutos de piano y enajenación mental. Está tan fuera de punto respecto al resto del CD que se le coge cariño enseguida. Casi cabaretera oscura. No digo más. Por el contrario, The Story Of A Crow, con la que termina el trabajo regresa a los derroteros habituales y anteriores. Suavizados un poco, pero ahí están.
Decía que no es fácil este disco, no entra a la primera ni a la segunda ni a la tercera. Pero tiene algo, algo especial que hace que termine gustando, como las bebidas amargas. Algo distinto. Algo además, muy poco francés. Y muy poco corriente. Destaca por ello.