DEMONCAST: Livewire EP (Danse Macabre 2013)


Demoncast son de Tel Aviv. Así dicho, no parece ser gran cosa, pero a mí me sorprendió al enterarme, aunque solo fuera por el punto exótico. Luego, una vez que buscas información extra, revisas el artwork del disco, lees aquí y allá, ves que es la nueva reencarnación de Ptyl (a quien sí conocía aunque no su procedencia), un reconocido artista que dentro del cajón de sastre este del industrial lleva desde el noventa y ocho vomitando atmósferas extremas e industrial bailable. En este proyecto une su indiscutible talento al de Ariel Aviav (cantante y letrista que procede de la escena rock israelí) para terminar pariendo el EP que nos ocupa. Dice la nota promocional que Demoncast ocupan un lugar entre el industrial de NIN o de S. Puppy, el triphop británico de Massive Attack y más influencias de otros géneros. El problema es que el lugar citado es tan enorme que en él podrían estar centenares de miles de grupos, tranquilamente, sin parecerse en nada entre sí. Resulta complicado circunscribir a un grupo citando dos sonidos tan alejados como los dichos, tratemos de afinar, entonces, un poco más.

Rock industrial. Bailable, electrónico y bestia. Voces combinadas masculinas/femeninas (mucho más fuertes las primeras), ambientes asfixiantes… pero sin llegar a lo experimental. Empezamos con Bitch. Cinco minutos de trallazo rítmico, con ramalazos rockeros, enloquecidos. Rabiosa, llena de furia contenida a duras penas. Viene siendo el single presentación del grupo y la verdad es que no sorprende que así sea porque contiene todos los elementos que caracterizan el proyecto. La mezcolanza justa orgánico-electrónico, la mezcla entre los bits enfocados a llenar pistas y la oscuridad de las guitarras. Toda una decalración de intenciones. Por el contrario, el segundo corte, Crack, no tiene –aparentemente- mucho que ver. Más tranquila, pausada (pero no menos rítmica), ruidosa en el mejor de los sentidos, Ariel Aviav lleva la voz cantante, nunca mejor dicho, Ptyl susurra por debajo. Quizá por temas como este venga la “comparación” con Massive Attack, aunque no termino de verla. Sí, la canción es pausada, lleva el freno de mano puesto pero invita a la reflexión, no al sueño. Va enriqueciéndose además según va desarrollando, para terminar incluso algo desquiciada. Sin exagerar eso sí. Se mantiene oscura, convenientemente oscura y seductora durante los ocho minutos que dura, con la sensual voz de Mrs. Aviav en perfecta conjunción con la más fría de Ptyl, excelentes ambas. Poseidon’s Curse es mucho más bailable, coquetea con la EBM de añeja escuela, a la vez que suena totalmente moderna y actual. La voz melódica y el teclado casi pop endulzan tanto como las voces, empeñadas en la recreación de un dúo chico-chica tecnopop posmoderno. Para mi gusto, la más floja del EP, está un poco en medio de muchos lugares pero no termina de aterrizar en ninguno de ellos. Bad Intel por el contrario explora la faceta más industrial de los israelíes. La canción, repleta de samplers y guiños, se hace de rogar, a mí no me ha entrado hasta la cuarta o quinta escucha, pero luego se revela magnífica. Si te gusta el palo, claro. Inmortal cierra el EP con su combinación de drama, erotismo bien entendido y efectos, muchos efectos. Romperitmos, compleja, termina pareciendo muchas canciones en una y eso siempre es bueno. La guitarra cuajada de matices, distorsionada, enmarca el resto de instrumentos y da soporte al ruido que en ocasiones escupe el altavoz. Un buen final para un EP que pese a la casi media hora que dura se hace corto.

Livewire es, como decía, el debut del dúo. Un estupendo arranque que esperamos trascienda la colaboración puntual y se mantenga en carrera desarrollada, promete momentos de gran interés.