DEAR DEER: Oh My (SwissDarkNights 2016)

13061954_1738658756411974_6949343791977286443_nDear Deer (aunque los fieles lectores de laletra y los escuchantes del programa los conocéis de sobra) son el resultado de la unión artística de Federico Iovino (también en Popoi Sdioh, antaño en Land Of Passion) y Claudine Sabatel (Cheshire Cat The Bouncing) y presentan ahora con Swiss Dark Nights (aunque Manic Depression se encarga del vinilo) su primer trabajo, Oh My. Podéis haceros con él desde el 1 de octubre, tanto en edición digital, como en vinilo o CD. En general, Dear Deer combinan perfectamente los sonidos habituales de sus otros proyectos, pudiendo encontrar sin dificultad en los diez temas de Oh My, lugares comunes tanto con Popoi Sdioh como con Cheshire Cat The Bouncing. Las habitualmente afiladas guitarras de Iovino, los contundentes bajos de Sabatel, las maneras teatralizadas de cantar de ambos… todo está por aquí. Cosa lógica por otro lado. Entonces, ¿por qué crear un nuevo proyecto si los gustos e influencias de ambos ya supuran en sus paralelos grupos? Pues quizá porque Dear Deer ocupa un estratégico y equidistante lugar entre ambos: más elaborado en su sonido (con más instrumentación también) que el dúo del gato; más directo y menos “experimental” que los de los cuatro popois. Quizá porque hay que dar rienda suelta a todo lo artístico que se lleva dentro y sus otros proyectos no lo permiten. O tal vez simplemente por el placer de trabajar juntos. La razón la verdad es que da poco más o menos lo mismo.

 

0008347350_10Y da lo mismo porque desde Snail, corte que abre el disco, te das cuenta de que buscar razones está de más. Ya en esa especie de intro de sabor añejo se percibe que Oh My no es un disco como los demás. Los juegos vocales, histriónicos y teatrales, lo confirman. Snail funciona como intro, pero también como canción con entidad en sí misma. Y como aperitivo de esa homónima Dear Deer desgarradora. Es de esas que te apetece ver en directo. Programaciones electrónicas aguantando el peso de una tremebunda tonada que, inevitablemente, te trae a la cabeza la mejor batcave (esos Virgin Prunes dándose réplicas) pero que al mismo tiempo suena increíblemente moderna y actual. Como si Sleeping Dogs Wake no se hubieran nunca arrojado a los brazos del seudoheavenly voices. Arnolfini vuelve a recordar a Guggi y a Mr. Friday (inevitable) en las empastadas voces aunque musicalmente no tengan tanto que ver. Lo que pasa es que en este caso, lejos de ser un defecto, para mí es virtud. Hasta toque personalísimo. Dear Deer manejan musicalmente influencias industriales y afterpunkis con la misma destreza y “mano” con la que incorporan el toque loco y teatral de esa efervescencia batcavera británica. Y no les tiembla el pulso. Statement mantiene el tipo, tribalizando percusiones y con la guitarra ioviniana más presente que nunca. Cuatro minutos y medio de desfase, en esta ocasión y sin que sirva de precedente, contenido. Tvd se apoya más en el teclado y en el ritmo, casi sincopado a veces. La voz de Claudine está mejor que nunca y los agudos contrapuntos masculinos refuerzan las ideas contenidas (y escupidas) en los temas anteriores. Las letras, que rozan surrealismo, acidez crítica y sencillez deliciosamente machacona, no dan respiro. Ni falta que hace.

 

 

La cara B del vinilo comienza con Claudine In Berlin. La percusión programada entronca con la época gloriosa de Sex Gang Children en una de las piezas más claramente postpunk (del fetén) de todo el disco. Uno de mis preferidos, también, aunque hay tantos… Klamca redunda en la oscuridad de CiB. Más arquetípica si cabe en su sonido, no por ello menos redonda. El peso vocal lo lleva aquí más Claudine, limitándose Federico a dar una réplica necesaria pero casi coral, menos concluyente que en anteriores capítulos. Estupenda Klamca. La cara B empieza bien, muy muy bien. One Minute Traitor es mucho más experimental, un minuto que se hace cortito porque lo que apunta el tema mola. Quizá alargarlo lo estropeara que también puede ser. Czekaj na nas, en polaco, “esperadnos” o algo parecido, es un tema mucho más convencional. Bailable, oscuro, punk, recuerda a la new wave más oscura. otra demostración magnífica de todo lo que es capaz el dúo. La pena es que se acaba ya el disco, con el inefable Loto Ball (Phantom Limbs) a la trompeta: Clinical Physical. Los genios locos se buscan entre ellos y se juntan en un cierre tremendo. Un broche perfecto a un trabajo impresionante.
Oh My es uno de esos discos que no te cansas de escuchar. Ojo, posiblemente no sea un disco para todas las orejas, Dear Deer son de esos que si te gustan te encantan pero que tienen un punto tan propio que no entran a todo el mundo. Lamentablemente porque son probablemente una de las propuestas más interesantes (todo el combo, sus otros grupos en el mismo pack) de los últimos años. De los últimos trescientos o así. No deberías dejarlos pasar.