Carlo de Filippo: Di Indomito Incanto (SkullLine 2015)
Carlo de Filippo es probablemente un artista desconocido para nuestros lectores, pero si citamos al grupo italiano Oniric las conexiones empiezan a encajar. Si en Oniric Carlo compartía la composición de los temas con Gianvigo (completándose con la voz de Simona), en este álbum Di Indomito Incanto coge las riendas para llevar al oyente a un viaje a través de la nostalgia, contando con la colaboración puntual de sus dos colegas.
En Di Indomito Incanto encontramos 13 temas llenos de lirismo en el buen sentido, pues logran transmitir sin palabras las emociones que habitan en las entrañas de Carlo. Las única pistas escritas son los títulos de los temas, cuya traducción remite a una actitud romántica (Del Eco Perdido, Cierta Nostalgia, Velo del Olvido, Narcisos…).
“Di Indomito Incanto” fue el resultado de las más íntimas notas que con el tiempo he prendido en este diario musical secreto que, por supuesto, cualquiera puede escuchar e incluso podría leer. Mi música es lo que no he podido comunicar nunca con palabras, y está preñada de antiguos sentimientos y deseos. A veces mi música me ayuda a descubrir mejor mis vacíos oscuros y a disfrutar su belleza.
Carlo de Filippo.
Aunque la nostalgia sea el hilo conductor, ésta se expresa con diferentes matices; no hay una languidez perpetua, habiendo también espacio para la energía y la insistencia. Si la nostalgia bebe de nuestros recuerdos, es natural que se contagie de los diferentes sentimientos que vivimos en el pasado.
El conductor principal es el piano, apoyado por diferentes instrumentos que se incorporan alrededor como capas y que aumentan la intensidad y complejidad de los temas. Podemos escuchar clavicordios, contrabajos, cajas de percusión, xilófonos, violines, triángulos… algunos de los cuales arrebatan el protagonismo al piano en ciertos momentos; e incluso un teclado sintetizado que aparece puntualmente, proporcionando un contexto moderno.
Los temas son cortos, con una media de unos 3 min. (D’Impetuosa Mescolanza es el más largo con 4:21 min.). Personalmente me parece un acierto, pues para los que no estamos acostumbrados a los géneros púramente instrumentales, nos es fácil perder el hilo con temas más largos.
De entre los temas que más me han impactado, empezaré con Del Perduto Eco, el primero del álbum. La percusión inaugura el tema, seguida por los teclados de un xilófono y un clavicordio, y la melodía provoca un chute directo de nostalgia, sin avisar y magnificada por la reaparición de la caja percusiva.
D’Impetuosa Mescolanza muestra unos sonidos sintetizados que evocan el paso del viento, otros que nos recuerdan a las cajas de música, y una percusión con esa cualidad mecánica y robotizada de un juguete mecánico; acompañados por un piano, las cuerdas graves de un contrabajo, violines… Con su alusión a los recuerdos de infancia, me parece el tema más triste y bonito de todo el álbum, completamente arrebatador.
En Interludio d’Arcano Moto se desarrolla una melodía clásica que se inicia con un piano y un clavicordio. El primer compás, impregnado de tristeza, me evoca el tema Intermezzo: Bright Violet Euphoria de Cinema Strange; pero todo cambia cuando entran las cuerdas y junto a la percusión le dan una nota de esperanza.
Talune Nostalgie está orientado a melodías propias de bandas sonoras de películas; sin nombrar las que me rondan por la cabeza (más que nada por mi limitado conocimiento del tema), sí diré que se nota una sensibilidad más actual que clásica o neo-clásica. En contraposición, Struggenza in Re Minore es el tema con aire más clásico gracias al protagonismo del clavicordio y el apoyo de los instrumentos de cuerda.
La guitarra de Gianpiero Timbro (Gianvigo) acerca el tema Velo d’Oblio al Rock/Pop Oscuro, y se acentúa cuando se incorpora una batería sencilla y efectiva. La voz que casi se puede imaginar por encima de la melodía de este tema se materializa sin embargo en Daffodils, el único tema cantado a través de la voz de Simona Giusti. Aquí se vuelve a la evocación nostálgica, con una voz femenina cálida y suave, fantasmagórica al fondo y etérea en el coro, que le da al conjunto un aire de nana.
El álbum se despide con Rugiada, un tema que empieza con un colchón de ruido industrial, sin estridencias pero inquietante, sobre el que se desarrolla una melodía de piano, que empieza expresando cansancio. Puedes imaginar a un trabajador saliendo agotado de un turno de noche en una fábrica, para encontrarse a mitad del tema con el rocío de la mañana y la naturaleza en todo su esplendor.
Para los no acostumbrados a este tipo de género instrumental, lírico y conducido principalmente por melodías, es aconsejable escucharlo a pequeñas dosis de dos o tres temas para poder prestar atención a todos los detalles y disfrutarlos. La escucha del álbum entero será más placentera cuando ya conozcamos los temas y podamos apreciar la coherencia del conjunto y el hilo conductor que lo recorre; un hilo de Ariadna hecho de nostalgia, no de la que hiere si no de la que sabe dulce y deja un buen poso.