AEON SABLE: AENIGMA (Solar Lodge 2023)

El nuevo álbum de los alemanes Aeon Sable en Solar Lodge llega tras cinco larguísimos años de espera, sazonada con el recopilatorio que publicaron hace tres: Aeonthology. Y vuelven más o menos dónde lo dejaron en Aether. Siete temas bastante largos y progresivos donde sobre un tejido de guitarras con más o menos filo y potentes bajos, la voz de Nino Sable desarrolla las melodías. Una eficaz caja de ritmos mantiene el tono en su sitio. Hasta aquí no he dicho nada que no pueda ser aplicable a cualquier otro disco de Aeon Sable. No hay grandes diferencias estilísticas, no hay radicales evoluciones, ni falta que hace. Estéticamente el digipack cambia un poco el estilo de los discos anteriores (aunque permanece el blanco), con imagen más o menos abstracta en el centro. En este caso, la foto de portada es una toma de la NASA en la misión MRO de dunas circulares encontradas en Marte. Las letras van impresas en el propio digipack por lo que la ausencia de libreto se hace menos importante. Vamos con las canciones.

 

Birth of the Godforsaken y Twin Flames in Spring son de esas canciones que no te pueden dejar indiferente. Profundas, oscuras, inspiradas. Dos de esas piezas, habituales en la discografía de los de Essen que llevan los márgenes de lo que se supone que es el gothic rock bastante más allá. Unos márgenes en este caso sabiamente trascendidos, no tanto por lo inexplorado del camino sino más bien por lo acertadamente hecho. Rock oscuro si quieres. Pero muy bien hecho. Es de agradecer esa amplitud de miras que impida el estancamiento del estilo, tan común en este género. Burning in Black es claramente el primer hit del disco. Ocho minutos y medio de intensidad oscura pese a la luminosidad de la guitarra. Quizá junto con la siguiente, From Witchcraft to Deviltry, sean las dos piezas más “bailables” de Aenigma. De esas que apetece especialmente disfrutar en directo. Si las anteriores decía que ampliaban márgenes, estas dos definitivamente los diluyen, convirtiendo este álbum en imprescindible. Diría que en cualquier colección.

For the End and Beyond es uno de esos cortes en medio tiempo tan marca de la casa. Líricamente va mezclando deidades de diferentes mitologías (celta, persa…) enriqueciendo de ese modo la “experiencia” de escucha y dando motivos para profundizar en esas cuestiones, para mí francamente desconocidas. Loaded Dice on Lovers Lane es el tema que menos me llama la atención del disco. No porque sea una canción fallida, que no lo es, sino porque tal vez me falta un poco de gancho, algo que me haga entrar de una forma más persistente en su sonido tal vez algo más convencional. Puede ser que necesite más escuchas para que termine llegando, lo veremos con el tiempo. Aun con todo, ya digo que no es un mal tema, solo es un notable en un disco sobresaliente. Tras esa especie de pequeño interludio atmosférico que va uniendo todas las canciones (curioso como hace que parezca todo una sola pieza con diferentes aproximaciones pese a lo diferente de cada corte), da comienzo Loqui ad Anguis. Doble pieza donde todo el misticismo habitual en las letras del grupo toma una dimensión aún más aguda. Repite lo progresivo en un corte que se y te arrastra hacia una dimensión que no por conocida resulta menos atractiva. Redobles rítmicos y mantras, tan reconocible en la banda como profundamente bello. Y digo doble porque los últimos tres minutos o así de los trece y pico que dura, son una especie de canción “escondida”, con la voz de Nino cantando sobre una base de piano. Melancolía y un cierto deje triste para finalizar con un álbum que quizás no había explorado todavía esos sentimientos. Perfecto final.

 

Din-Tah Aeon y Nino Sable (acompañados como de costumbre por Jo y Quoth) consiguen, a base de componer buenas canciones, que esa no-evolución evidente antes comentada pase completamente a un segundo (o tercer, o cuarto) plano. Aenigma es, de nuevo, un gran disco. Muy disfrutable si eres de los que, como yo, no necesitas que cada disco sea un ejercicio de estilo novedoso, un giro de tuerca tan innovador como vacío. A veces, como en este caso, es “suficiente” con que las canciones que lo componen sean tremendamente buenas. A veces, lo enigmático cobra sentido. En siete trozos o en uno partido en siete.