PARTLY FAITHFUL: Lazarus Under Glass (Danse Macabre 2013)
Decir que vivimos una época de bonanza en lo que se refiere a música oscura, siniestra, gótica (tú mismo con tus calificaciones), etc, es poco menos que una obviedad. Decir, asimismo, que como en cualquier período de explosión de nuevos talentos abunda más la paja que el grano, otra perogrullada. Y decir, ay, que está todo inventado, que nada nuevo puede ya surgir (nada realmente nuevo), que nada nos hará estremecernos como hicimos antaño, se acerca dolorosamente a la realidad más real. Por todo esto, cuando un disco te sacude, cuando te golpea bien fuerte, la sensación –por aquello del factor sorpresa- es hoy en día mayor que nunca. Por eso, aunque los muy británicos Partly Faithful no sean estrictamente novatos (aunque esté sea su primer “largo” tienen un par de más que recomendables EP del año pasado), estamos aquí hablando de Lazarus Under Glass. Por eso y ¡qué diablos! porque nos gusta equivocarnos, nos gusta cuando algo o alguien destroza nuestros prejuicios, que los tenemos, como todos.
Lazarus Under Glass bebe sin duda, ni vergüenza, ni falta que hace, de los clásicos más clásicos. Retoza en las parlantes guitarras bauhausianas sin renunciar al más hiriente deathrock de vieja escuela. Se refocila sin pudor alguno en los pujantes y machacones bajos postpunkis y destila tanta elegancia, pluma, decadentismo efectista y ambigüedad andrógina en las voces, como el mejor de los artistas del siniestreo añejo. Se maneja en las baquetas como el más puro de los puristas del parche oscuro, golpeando cuando debe y acompañando cuando es necesario. Haciendo estilo, vamos. Pero lo más destacable del disco no es en absoluto la constatación de por dónde tiran los gustos del trío (Ed Banshee, vocalista, Christopher Blake, bajos y Anouska Haze, guitarra, con la adición de Belle Star –Nosferatu- en la batería y de Jason Lipscombe – Clockwork Era- en los coros de algunos temas) sino todo lo contrario. Lo más subrayable es la insultante frescura, originalidad y, claro, calidad, que supura cada uno de los trece cortes de este álbum ¡debut! Da gusto, realmente es un placer, encontrar bandas con tanta afinidad por el glorioso pasado que no se queden en el cliché, que no se abandonen a la repetición cansina de fórmulas sobadas ad nauseam. Y Partly Faithful son de esos. Buenísima noticia.
El CD se abre con una peculiar intro: Lazarus Rising, que precede a la primera descarga adrenalítica, la explosiva y visceral Amen. Vitriolo puro en las guitarras distorsionadas, voces delirantes, enloquecidas casi, arropado todo ello por el bajo y la batería, que dan soporte a la entraña más purista (y oscura). Ya sabemos por dónde van los tiros, ya nos hacemos una idea aproximada por más que Underset o Hatchet se encarguen de atestiguarlo de nuevo. Rock sucio, casi indie, punk rock cargado de energía, más locura y más arrojo, gótico purulento a saco. Histrión irredento, mr. Banshee se dobla, arrancando de su garganta como el que no quiere la cosa, entre guitarras como cuchillos la rítmica e impresionante Collapsing, que muerde y arrolla, que certifica otra vez, como Big Bang Medicine, sin ir más allá, tanto que la banda sabe perfectamente lo que hace como que son capaces de transmitirlo. Parece lo mismo, pero no lo es, grupos hay montones para confirmar la tesis. Stop. Pues vale. Pues de acuerdo. Pero no, no ahora. Ahora aún quedan Wasting Ground u Obsession. Más lenta y oscura la primera, histérica la segunda (uf el bajo), retoman el pulso siniestro. Corpus Delicti se pasean por mi cabeza, como epítome de lo absorbido. Pero de nuevo se desmiente el tópico, pues Partly Faithful tienen entidad más que propia. Y la evocadoramente (Placebo) sexual Skin (si no fuera un caballero, diría que es una canción para follar, os salva mi proverbial bonhomía, que me impide decir semejante vulgaridad) es una buena prueba de esa identidad que trasciende la influencia, que se extiende por encima de todo lo que has escuchado antes. No hay respiro, Scribbles y, sobre todo, We Are Insect no lo permiten. Art-rock de precisa y preciosa factura, la vieja escuela pero hecha contemporánea, lo añejo y lo moderno, de la mano. El siglo XXI que demonios. Lazarus Under Glass cierra dando nombre al CD. Hit clarísimo si no acabara de escuchar otros once antes (excluyo la intro, por concepto). Single poderoso que imagino no poblará como debiera las sesiones europeas que mientras, pueden seguir concentradas en lo de toda la puta vida (sé que no todos, sí, por supuesto, pero hasta ellos me entienden). Se lo pierden, ellos se lo pierden. Porque LUG es la confirmación de que algo está cambiando. Decía al principio lo del grano y la paja y, amigos, Partly Faithful son todo grano.
Band photo by Ester Segarra