NEAR EARTH ORBIT: Echoes Of The Future (Solar Lodge 2023)

NEO (o sea, Near Earth Orbit) publican el 21 de abril el que será su octavo CD “largo”: el tercero escrito en solitario por el señor Artaud Seth, una vez que Ashley Dayour decidió dejar el grupo para centrarse en sus otros (también prolíficos) proyectos musicales. Este Echoes of the Future (por supuesto publica Solar Lodge) representa un episodio más en esa especie de epopeya futurista, postapocalíptica y distópica que se inició hace ya ocho años con aquel End of All Existence. Sin embargo, pese al retrato intencionadamente proyectado a lo ulterior, es tremendamente actual. Cambio climático, inteligencia artificial, guerra, represión, tecnología deshumanizadora, propaganda desinformadora, metaverso… ¿de verdad estamos hablando de un futuro lejanísimo en el tiempo? Bueno, sí, porque la escala es espacial en vez de terrestre y la especie humana ha sobrevivido a la extinción total de forma un tanto postrera, pero los síntomas no pueden ser más coetáneos. El afilado colmillo del autor no puede ser más exacto.

NEO (Mr y Mrs Seth- que colabora en la parte instrumental, como de costumbre-) aplica con precisión quirúrgica todos esos conceptos sobre todo visuales y líricos y los lleva un paso más allá en lo musical. Echoes of the Future es bastante menos cercano al dark ambient que trabajos anteriores y se adentra en una electrónica mucho menos atmosférica en lo formal, especialmente en lo rítmico. Digo formal porque esos teclados y esas bases grabadas aparentemente menos ambientales, en su conjunción con las (menos que otras veces) omnipresentes guitarras y bajos, logran igualmente componer una suerte de banda sonora perfecta que en alguna ocasión va bastante más allá de lo incidental. NEO demuestra, de nuevo, que son unos maestros en esto de crear películas sin celuloide, contar historias completamente cinematográficas sin necesidad de apoyarse en lo visual. Por supuesto los videoclips que se han ido publicando hasta la fecha apoyan de este último modo lo narrado de forma sonora pero, aunque son un magnífico complemento, en cuanto a lo inteligible de la epopeya resultan innecesarios.

Es curioso como el proyecto se ha ido separando del sonido más canónico gothicrockero (en el que por otro lado Artaud se sigue sumergiendo incesantemente tanto con Merciful Nuns como con la superbanda Alphavox, que también ha publicado este año) sin abandonar en absoluto lo oscuro, ni sus sempiternas obsesiones espacio-esotéricas. NEO siempre ha sido más terreno -aún desde lo estelar celeste- en ese sentido. Más crudo también. En este Echoes of the Future se hace de nuevo muy patente tanto en lo musical como en los rabiosos y enfadados recitados épicos de las letras. Es difícil destacar canciones dado el carácter conceptual del álbum y la necesidad (la tengo por habitual aunque aquí es perentoria) de escuchar EotF en su totalidad para sumergirse de lleno en él y disfrutarlo de forma plena. No obstante, si me obligo a subrayar algún corte sobre el resto, me quedaría quizá con Hypersonic Asylum, Android Human Slaves o Infocalypse por ser tan radicalmente diferentes a lo que nos tienen acostumbrados. O con Silent Runner, que me recuerda un poco a alguna canción de Killing Joke. O con The Long Loud Silence por ese aire retrofuturista que tiene. O con Decarbonised por el juego de los diferentes filtros vocales. O Infernal Algorythms por parecer un trasunto electrónico de aquellas letanías del lejanísimo (en todo) Enki’s Temple que supuso el debut “serio” de The Garden of Delight hace más de treinta años. O, claro, con la propia Echoes of the Future con sus ocho minutazos que podrían ser un compendio tanto de lo antedicho como de la propia discografía del grupo.

 

Vaya, al final los he subrayado todos cual mal estudiante de la ESO. En este caso, bien hecho está, ya digo que creo que EotF podría perfectamente haber sido una única canción larguísima aunque obviamente si en estos tiempos de inmediatez y streaming ya resulta casi anacrónico (bendito sea, pero anacrónico) y suicida el mero hecho de publicar música plastificada, cuánto más haberlo hecho en una sola pieza. De más de cuarenta minutos. Una locura.