HAVALINA: Islas De Cemento (Origami Records 2015)

Muchos de los que hayáis visto que publicaba esta reseña os habréis llevado las manos a la cabeza. Muchos habréis pensado que qué tiene que ver una banda como Havalina con laletracapital o, sobre todo, con sus lectores habituales: esos que gustan de escuchar gothic rock, neofolk, dark ambient, deathrock, postpunk o cualquier otra etiqueta que quieras poner a lo que escuchas. Muchos habrán pensado que hemos (he) enloquecido o que hemos (he) cambiado o que hemos (he) prostituido todo lo que significa esta vetusta página. Podéis dejar entonces de leer esto, podéis dejar de entrar en la web cuando queráis. Nadie os ha obligado nunca…

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Pero quiero pediros que antes, justo antes, de dejar atrás para siempre estas letras; antes, un instante antes de cerrar la pestaña del navegador y dejar de leer, tal vez para siempre, esta página; antes de escoger las palabras con las que ponernos (me) a parir por lo anterior, le des un oído a Islas de Cemento. Le eches un ojo a la magnífica portada de Elba Fernández, prestes un poco de atención a las letras (ligera mayoría, seis de once, en este caso, adaptadas del Manual Para Conductores Borrachos de JJ Cabezalí) o (y) te tomes la molestia de escuchar Un Reloj De pulsera Con La Esfera Rota en YouTube (por ejemplo): https://www.youtube.com/watch?v=uyiPZmaNvQY. Después de hacerlo, decide si sigues leyendo o si nos (me, de nuevo) das de lado definitivamente. Por lo menos será una decisión “razonada”.

Y es que el señor Cabezalí y sus compañeros de viaje (el bajo de Jaime Olmedo y las baquetas de Javier Couceiro demuestran gran forma) han vuelto a hacerlo. Han vuelto a perpetrar una pequeña obra maestra de la MÚSICA. Han vuelto a reunir un puñado de canciones difíciles de etiquetar, complejas, llenas de matices, casi imposibles de encasillar; canciones para cualquiera que sea capaz de apreciar lo que significan esas nueve letras. Oscuras cuando deben serlo. Cristalinas cuando la ocasión lo merece. Complejas decía antes, barrocas casi, llenas de insultante creatividad. Once temas bastante diferentes pero que en conjunto suenan como solo uno: uno tan retorcido, tenebroso, cadente y tremendamente bello como puedas imaginar.

11010618_10152781850257149_5166876009803076628_nCristales Rotos Sobre El Asfalto Mojado es una de esas piezas que suena a clásico inmediato en la discografía (ya amplia) de los havalinos. El arreglo de piano, la voz “dejada” y arrastrada marca de la casa, la contundencia rítmica in crescendo… Casi siete minutos de embotamiento sonoro del mejor. Islas De Cemento, el corte que da nombre al disco, es más rápido, mucho más. También más oscuro a su manera, otra diferente al caso anterior. Empujadas las letras por las guitarras distorsionadas, recuerda rápidamente a un montón de lugares comunes. Nada es lo mismo, todo es distinto cada vez… Un Reloj De Pulsera Con La Esfera Rota es el single de adelanto y funciona como tal. Post punk en ocasiones furioso, pepinazo para el directo, entiendo. Mientras me desprendo de este cuerpo solamente espero sorprenderte con este salto mortal, dice la letra. La Voz De Él, el siguiente corte, empieza más relajado, apoyado en distorsiones y reverberación, para luego recordar a los mejores Cure, no a los más fríos pero si tal vez a los más otoñales. Una línea que se mantiene en la cortita Ya Va Siendo Hora. Reflexiva y cadenciosa, tranquila y melancólica. Casi sin querer empieza El Olmo Centenario, el lugar dónde guardar recuerdos, con toda la metáfora de la vida que eso puede arrojar. Más guitarras, más velocidad pero el mismo tono que las anteriores.

Un Olmo que hace de puente entre las dos mitades del disco, que hasta este momento ha ido creciendo despacio pero que se prepara ya para dar lo mejor de sí. Luces es mucho más guitarrera todavía, otra de las que apetece escuchar en directo, una mirada más veloz pero no por ello menos melancólica. No sé si es la manera de cantar de Manuel Cabezalí o que es, pero el sentimiento predominante es similar independientemente de la velocidad. Como esas luces que atraviesan nuestros cuerpos. Donde es también rápida, fugaz como ese riff desbocado, dos minutos y medio (no llega) de rabia apenas contenida. Una rabia que se desata ya del todo en la estupenda Cementerio de Coches. Mucho, pero mucho más fuerte de lo que acostumbra el combo, por ahí la califican de doom, aunque creo que no llega a tanto. Aires de blues bestia si tiene, la banda sonora perfecta para el cementerio del título. Siete minutos que se continúan de algún modo con los ocho y medio de Lluvia En El Cementerio De Coches, dónde parece que ya ha pasado la tormenta (por lo menos la sonora) del corte anterior pero en el desarrollo repite el golpe, menos urgente pero no más flojo. En absoluto. Estamos terminando ya el CD, sólo queda por hablar de Ulmo. No sé si inspirado en el Vala de El Silmarillion, hace de ungüento (de nuevo la sombra de los desintegrados Cure es alargada) para las heridas de los cuatro hostiazos anteriores; ulmo es pomada perfecta para el alma, valga el juego de palabras, final perfecto para un Islas de Cemento que con unas cuantas escuchas se ha hecho ya uno de esos discos imprescindibles.

Escuchad el disco, insensatos, paladeadlo y dejadlo crecer en vuestro interior. Luego, después, sólo después, nos (me) hablas de oscuridad. De Gothic Rock y de Postpunk. Y de los putos peces de colores, si quieres.