GOLDEN APES: Kasbek (Aenaos Records 2019)
Veinte años de Carrera, diez discos. Veinte años de elegancia oscura. Veinte años de simios dorados. Kasbek podría ser la respuesta a esos veinte años. O no serlo, que en el fondo daría lo mismo. Porque Kasbek lo que sí es, aparte de una montaña en Georgia y del destino de Prometeo en el mito griego, es lo último de estos berlineses a los que tanto admiramos en estas letras. Publicado por Aenaos Records (reencarnación de Af Music o, al menos, heredera de su catálogo), las doce canciones que lo integran son, de nuevo, la demostración de estilo y de buen gusto a lo que los de los hermanos Lebrecht (y compañía) nos han acostumbrado en estos años. Doce canciones sin estridencias, oscuras, bellas, combinando tempos diferentes pero con esa elegancia oscura tan propia de la banda. Esa galanura que llevan demostrando todos estos años.
Kasbek se abre con Oblivion (a la sazón primer single también del disco). Es un tema que va ganando velocidad según va transcurriendo, partiendo de un ritmo medio y con la constante de la voz profunda y grave de Peer Lebrecht manejando perfectamente la situación. Dibujos de guitarras (Gunter Büchau está inspiradísimo) y bajos, como siempre a cargo de Christian Lebrecht, apoyados en una batería marcada y protagonista, con teclados en segundo plano. De nuevo la palabra elegancia me viene a la lengua mientras escucho la canción. Elegancia que no se pierde, para nada, en el segundo corte: Vento. Más acústica esa guitarra que la anterior, de nuevo un ritmo sencillo (que no simple) de batería acompaña toda la tonada. Funebreo (me encanta la palabra) de la vieja escuela. Pero no del del murcielagueo, están más cerca de unos And Also the Trees subidos de guitarras que de unos London After Midnight perdidos en laca. La homónima Kasbek no rompe el embrujo. La rever de la voz te mece y te arrastra, te lleva de la mano, cabalgando en los toms de Aris Zarakas. Deliverance es una de mis favoritas del disco. Pura esencia Golden Apes en cada nota. Además redunda en parecidos sentimientos que las anteriores, configurando un primer tercio muy interesante. Unos sentimientos que romperá (un poco) Voykova (The Healing). Este tema ya había aparecido en algún recopilatorio anterior y es, para mí, el mayor nexo de unión con los anteriores trabajos del grupo, especialmente los últimos, Malus y Riot. Un tema más rápido, bailable sin perder densidad ni oscuridad. Quien tuvo desde luego retuvo.
Clouds’ Silver Lining vuelve al paso tranquilo, bello, oscuro y denso. Las guitarras van entrando en el ritmo marcado por bajos y baquetas, configurando otro de mis temas preferidos del LP. De esos que no quieres que terminen. Claro que como cuando acaba comienza Dust & Dew (donde además canta la estupenda Shannon Hemmet, vocalista de Actors, entre otras bandas)… No hay lugar para el reproche. Mira que no me terminan de entrar los duetos chico-chica pero hay que reconocer que aquí ambas voces empastan perfectamente, se ensamblan y dotan al tema de una textura que lo hace muy especial. Sleep es otra pieza de perfecto rock oscuro, como pocos grupos actuales saben hacer. No demasiado acelerada, no demasiado guitarrera, contenida y casi perfecta. Interference está en la línea de los primeros temas del álbum. Bajos omnipresentes sobre ritmos de nuevo sencillos (y de nuevo no simples) y arabescos de guitarra por encima. Las voces (y sus reverberaciones haciendo el resto). Morbus Me abre la última parte del CD. Los teclados están más vivos en un corte que necesita más de una escucha para quedarse en tu corazón. No sé la razón, porque no parece demasiado distinto del resto, pero sí que es verdad que tras dos o tres escuchas entra mejor. Y se queda mucho tiempo. Aun así, quizá sea de los más flojos del disco, a mi juicio. Flojo nivel tema notable pero no sobresaliente. Que para sí quisieran muchos otros. Home vuelve a rescatar mi fe, no perdida por Morbus Me pero si un poco de capa caída. Fe de creer, el hierro lo tengo bien, digo gracias. Instrumentos al servicio de la voz para un corte que apunta un poco por dónde pueden ir los tiros en el combo cara a próximos trabajos, un lugar no muy lejano a los anteriormente transitados, no obstante. Tengo la palabra elegancia pegada al paladar. Todo está dicho. Parting cierra Kasbek lentamente, con pausa y distinción. No es el mejor tema tampoco del disco, pero no desentona demasiado. Un cierre más que digno. Digno porque Kasbek es uno de esos discos que esperas porque sabes que sus autores no te van a decepcionar. De esos a los que recurres una y otra y otra y otra y otra vez. Uno de esos que no querrías dejar de escuchar. Un disco de copa de vino tinto, luz baja y sillón de cuero. Un disco magnífico.