GOLDEN APES: Riot (Afmusic 2012)


riotDe veras que constantemente me pregunto (y lo cuestiono también en compañía, que tiene delito) qué será eso del gothic rock. Qué es lo que hace que un tema, en pocos segundos, permita que en tu mente se encienda un neón de luz negra que parpadea diciéndote: “ESTO ES GOTHIC ROCK, ESTO ES GOTHIC ROCK, ESTO ES GOTHIC ROCK, ESTO ES GOTHIC ROCK). ¿Las guitarras? ¿Los ritmos? ¿Las voces? ¿La combinación de todo ello? No lo sé. No tengo ni idea, para ser sinceros. De momento, pues, tengo que posponer otra vez el definirlo. Lo mejor de todo es que estoy convencido de que en el fondo da exactamente igual, para que entrar en más definiciones, para que decir más, la música son sentimientos, no palabras. Sí que diré, vaya por delante y aunque me sea absolutamente desconocida la razón por la que lo pienso, que lo que proponen Golden Apes es gothic rock. Me atrevería incluso a decir, osado soy, que es gothic rock del bueno.

El sexteto alemán, tras seis estupendos discos, podrán haberse dedicado a, más o menos, vivir del cuento y hacer un disco más. Podrían haber hecho una colección de canciones de esas que sin asumir riesgos les garantizara una gira centroeuropea razonable, sin más. Pero no. Qué va, para nada. Lo que han hecho es marcarse un séptimo impresionante. Uno de esos trabajo que debieran suponer un antes y un después en una trayectoria ya de por sí impecable. Un álbum que no es uno más, uno de esos de los que sentirse orgulloso como autor. Desde el excepcional preludio inicial, a piano, vas entrando en el mundo de estos berlineses. Un mundo que se fija, indudablemente, en los pilares noventeros del género, pero no se queda ahí (para mí, eso los diferencia claramente de muchos coetáneos –sin dar nombres- que se limitan sin más a calcar lo que ya llegaba de la industriosa Germania hace veinte años), pone sus límites mucho más allá, visten la elegancia oscura con melancolía sincera y dotan su rock gótico clasicote de un sinfín de matices que hace de cada tema algo especial. Da lo mismo si nos referimos a Torment (una de las mejores del disco, a mí gusto, es, dicho sea para bien, como si cogieras a unos Dreadful Shadows inspiradísimos y les cambiases parte de la épica por esa melancolía citada), a la lenta, oscura y épica Heart’s Corrosion, a las aceleradas y bailables Prudence o Lithium, el acústico vals de White Days… y el cierre con la que da nombre al álbum, los casi nueve minutos de Riot, que valen por sí solos lo que todo el disco (y más que el 90% de lo publicado en 2012 y eso que ha habido mucho y bueno). En suma, que no sigo nombrando canciones por no citarlas todas pero realmente sería posible, no hay ninguna que baje el nivel, más allá de que por cuestiones de gusto personal prefiera una u otra. Resumiendo, que sí te gusta el género, o mejor, que si te gusta la música bien hecha, los días que quedan hasta el 30 de noviembre (que es cuando se pone a la venta Riot) se te van a hacer muy muy largos.