CULTURE KULTÜR: Humanity (Caustic Records 2019)

Ya era hora. Ya era hora de que me pusiera con Humanity, el último disco de Culture Kultür. Ya era hora. Ya era hora diréis muchos, salió a primeros de año en Caustic Records. Pues sí, ya era hora, sí. Pero es que es un disco, para mí, tremendamente difícil de comentar. ¿Porque es un mal disco? En absoluto. ¿Porque lo voy a comentar por compromiso y así, mejor ni hacerlo? Pues tampoco. La cuestión, como suele ser casi siempre, es bastante más sencilla y al mismo tiempo, bastante más complicada. Y personal además. Os cuento.

 

Culture Kultür no deberían gustarme. No deberían gustarme nada de nada. Su mezcla de EBM clasicón, synthpop y darkwave (también de corte clásico) me echa para atrás muchas veces a la hora de acercarme a un sonido. Me he criado con los teclados depecheros, como muchos, pero eso solo ha servido, años mediante, a que me interesen DICHOS teclados depecheros. Y solo los anteriores (en general) a 1990. Por tanto, la preponderancia casi exclusiva de teclas, la ausencia de guitarras, los ritmos programados, etc, etc etc debería de descartar a Humanity (y por extensión a Culture Kultür) de mis altares. Como sucede exactamente con casi la totalidad de grupos que se mueven en parámetros similares. Sin embargo, no es así. Culture Kultür me gustan bastante, por resumirlo en una palabra y Humanity, sinceramente, me ha encantado. Por difícil de creer que parezca, que lo parece.

No tengo ni la más remota idea de que es lo que hace este disco, este grupo, diferente a todo lo demás del género. Por eso decía al principio que me resultaba muy difícil comentar este disco. Llevo dándole vueltas desde la primera vez que escuché aquel Refugee que lanzaron como adelanto. Puede que sea que me encanta la voz de Salva Maine (también en Har Belex o en Six AM), cuya garganta para mí está a la altura de maravillas como la de Peter Heppner o la de Alexander Veljanov. O casi. Puede que las composiciones (a pachas con Josua Clotet -Distortiongirl se encarga también de los teclados en los directos-) sean absolutamente incontestables. Puede que sea el mimo con el que manejan cada uno de los diferentes mimbres que sostienen cada ritmo, cada melodía, cada letra. Esos que hacen que pudiendo (de manera razonablemente fácil) etiquetar el estilo que practican, se escapen absolutamente de comparaciones. Puede que… yo que sé. Puede que incluso esté poco a poco cambiando de gustos, aunque no lo termino de creérmelo.

El disco abra con una intro (Darkest Moment) instrumental que sirve precisamente para eso, para ir dirigiendo y anticipando por dónde irá el resto del álbum. Alone, la propia Refugee o Keep Yourself Alive son tres trallazos de electrónica inteligente, bailable y bonita. Tres temas de estos que llenarán seguramente pistas en media Europa y que, imagino, serán ninguneados aquí. Lo habitual, vamos. Estando And One o cosas así… buena gana de apostar por lo patrio, aunque le de cien mil vueltas. Server comienza tranquila y va poco a poco deslizándose hacia uno de esos temas menos para bailar y más para disfrutar, marca de la casa. Uno de esos dónde puede olerse casi el humo seco de aquel Ke Tal, ochentero cien por cien. Algo parecido sucede con Seeds of Violence o con The Sun Is My Heart. Estribillo pegadizo… En los tres casos, además (aunque podría decirse de todos), las letras están tremendamente bien escritas, recorren toda esa humanidad que sugiere el título: la de las más profundas y desgarradores emociones. Last Revolution, Broken Gold o Sleeping God vuelven a los parámetros más bailables y de nuevo, pegadizos. De nuevo tres trallazos estupendos de corte clásico y profundamente trabajados. Se nota que Humanity es el quinto disco del combo (llevan en activo desde 1992, nada más y nada menos) y que saben perfectamente hacer lo que hace. No dan puntada sin hilo, no.

 

Me he dejado, aposta, tres temas para el final. The Girl and the Flag es un precioso tema lento, emocionante, dónde la grave y expresiva voz de Salva y los oportunos teclados van poco despojándome de cualquier duda que me pudiera aún quedar, si es que había alguna. Door of the Past es una especie de outro, de nuevo instrumental, exactamente de la misma duración que la intro (Darkest Moment) y prima hermana de esta en cuanto al sonido. Cierra adecuadamente un Humanity magnífico. Para el final (de la reseña) he de hablaros de Selector de Frecuencias. Versión del tema del Aviador Dro (evidentemente) que manteniendo todo lo que hace de esta pieza una de mis preferidas de los de Mr Carballar, la dota de contenido propio, cobra vida dentro del universo de Culture Kultür. Es uno de esos cover que homenajeando sin cortarse nada al grupo original, no deja de tener referencias propias de los “homenajeantes”. Me gusta demasiado la original como para poder decir más qué que es una versión más que digna. Mucho más.

 

Dice el sello (Caustic Records) en su web que “la tragedia amigos, la tragedia se puede bailar”. Coincido. Pero es que además, la tragedia se puede disfrutar, paladear, sentir en cada poro. No deberían gustarme Culture Kultür. No debería gustarme Humanity. Pero me encanta.