CRYSTAL SODA CREAM: Rationale Arbeitsschritte SG (KIM 2016)

10649959_845177085516312_809588037631898976_nRationale Arbeitsschritte es el nombre que recibe el nuevo single de los austríacos Crystal Soda Cream. Ya dijimos en su momento (cuando reseñamos su primer “larga duración”: Escape From Vienna) que costaba trabajo encontrar a día de hoy propuestas originales y más aún en el palo en el que se mueven el trío formado por la voz y la guitarra de Philipp Forthuber, los bajos de Sebastian Ploier y el teclado y la batería de Theresa Adamski: afterpunk frío, postpunk, coldwave, etc etc. Vivimos un tremendo revival de esos estilos con decenas y decenas de grupos en general empeñadas en ser los nuevos Joy Division, hacer el curero Faith 2.0 o emular a franceses como Clair Obscur. Por supuesto dentro de este remozado estilo hay montones de bandas absolutamente prescindibles, pero, por fortuna, también algunas perlas muy muy destacables. En general, bandas o proyectos (se llevan los dúos e incluso los proyectos unipersonales) que trascienden esas necesidades de copiar y que, sin renunciar a sus clarísimas influencias, dotan a sus composiciones de al menos un deje creativo que te haga querer escuchar al grupo moderno y no tirar el CD por la ventana y ponerte otra vez Atmosphere. Dentro de todos ellos, Escape From Vienna nos hizo pensar que CSC eran de esos. De los segundos. De los creativos.

 

El single (a 45 rpm, como debe ser) que tenemos entre manos se presenta en una anodina fundita blanca con un encarte a color, portada y créditos; la portada es un estupendo dibujo con aspecto de estar hecho a pastel absolutamente a mano (a cargo de Theresa): rascacielos, puentes de hierro… Ya digo, estupendo el dibujo. Contiene dos canciones, la que da nombre al single y Eyeline Statues en la cara B. Rationale Arbeitsschritte es fría, dura, agresiva. Ochentera pura, recuerda al rollo que suelen dar los Frustration en los últimos tiempos, pero con el matiz inconfundible del trío austríaco. La voz desquiciada, los bajos pegando en el fondo del estómago, el teclado creando la melodía principal, repetitiva hasta la extenuación. Maravillosa. Solo dura dos minutos y medio largos pero son dos minutos extremadamente bien ejecutados. Ya digo, maravillosa.

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Eyeline Statues es más larga y oscura, más curera (época Seventeen Seconds, etc). El teclado también es protagonista aunque aquí se desliza más entre los instrumentos de cuerda y la batería. La voz es menos agresiva, más deprimida y deprimente. Hay una cierta tensión permanente, una sensación de que todo va a explotar por algún sitio, una especie de violencia implícita que no termina de estallar en ningún momento y que al final deja solo el poso de tristeza que empapa todo el tema. Una de las facetas de estos vieneses, la capacidad de transmitir esa especie de angustia a punto de reventar, esa desazón casi violenta que ya lograron los citados Cure en su momento, pero que aquí adquiere una dimensión diferente, no menos lúgubre pero si menos postadolescente, más pausada y madura. No tienes quince años y como nadie te quiere te planteas suicidarte, tienes treinta y cinco y te arrepientes de no haberte suicidado con quince, o algo así. En resumen, un tema muy muy recomendable, lejos del pastiche y de la pose postpunkmoderna del lazo de horca y la mirada intensita, mucho más creíble, más definida.

 

Parece que este Rationale Arbeitsschritte es el anticipo de lo que será el mes que viene un nuevo disco largo: Work And Velocity (23 de abril es la fecha señalada y podéis escuchar un adelanto aquí). Lo esperamos con impaciencia, tiene una pinta magnífica. Mientras tanto dejadme que siga disfrutando de las estatuas y los pasos racionales.