CRYSTAL SODA CREAM: Escape From Vienna (Totally Wired Records 2013)

9650345106_8bccddf014_oResulta ciertamente complicado hoy en día encontrar bandas o proyectos lo suficientemente originales como para que merezcan la pena. La mayor parte de grupos que surgen (y eso que llevamos unos años de bonanza con un sinfín de discos interesantes) tienen tan metidas las influencias en su sonido que realmente no superan la barrera de las cuatro o cinco escuchas sin que decidas acercarte al “influenciante” en vez de perder el tiempo en el influenciado. Son pocos, muy pocos, los que (sin renunciar a dichos referentes, que no es necesario) son capaces de ir más allá y elaborar su propuesta de forma creativa. Son pocos, muy pocos, los que son capaces de no sólo superar la barrera antedicha sino de incluso ganar con cada audición. De esos pocos, recientemente hemos tenido la fortuna de conocer a los que ocupan estas líneas. Los austríacos Crystal Soda Cream debutaron en marzo del año pasado con un EP homónimo que demostraba por dónde iban a ir los tiros en la carrera del trío: mucho afterpunk, mucha new wave, mucho drama y mucha elegancia. Todo muy ochentas pero todo muy actual también, mezclando lo mejor de los estilos y épocas citados. La voz peculiar de Philipp Forthuber alterna registros más graves (sin exagerar, es todo bastante natural) con otros más agudos y enloquecidos, como una especie de Robert Smith (1ª época) decadente. Con más estilo, vamos. Las guitarras lacerantes o rítmicas del susodicho, los potentes bajos de Sebastian Ploier y las ajustadas notas de teclado (a cargo de Theresa Adamski, eficaz batería también) abrazan las canciones dotándolas de personalidad propia. De este modo, la fuerza de las composiciones queda apuntalada por una interpretación incluso por encima de estas, si cabe. Todo ello muy marcado por una visión propia, una actitud respetuosa con el pasado pero ambiciosa con el futuro y una cantidad de talento suficiente (más que suficiente) para ganar la apuesta. Veamos.

9650344622_cd23d81aca_oAbre el disco la contundente y nuevaolera Freud Und Jung. El afterpunk está muy presente especialmente en el ritmo pero la cautivadora melodía guitarrera es la que carga el peso de un tema absolutamente pinchable y disfrutable una y otra vez. Estupenda. Después la que da nombre al álbum, Escape From Vienna, apoyada en bajo y teclado, afianza lo presentido: CSC saben por dónde quieren marcar tendencia y aunque recuerden épicas pasadas y épocas pretéritas, no dejan de sonar modernos. Sweet Doom me ha gustado menos, la parte acelerada del tema está francamente bien pero al caer el ritmo me corta completamente el rollo. Para mí, intento fallido. Pero es sólo una cuestión de gusto, supongo, nada que no pueda levantar Dead Again, pese a que baja el tono. Lenta, oscura, grave, sobria… preciosa. Como un sueño que no quieres que termine, la canción se despereza lentamente, casi sin querer. Bastante épica en el fondo. Roman Holiday retoma una cierta tristeza no exenta de ritmo. Muy de los ochenta, muy naif bajo una superficie bailable y asequible. Muy new wave también. Shot By Both Sides es, para mi gusto, uno de los mejores cortes del disco. La guitarra sinuosa, la voz en el punto justo, la sección rítmica con la preponderancia del bajo… casi perfecta. Shades suena añeja también, a sinte ochentero, a coldwave. Me cuesta entrar en ella, pero después de unas cuantas audiciones, lo “flojo” termina resultando pegadizo y aunque prefiero la anterior, le reconozco sus virtudes. DIWHY es distinta al resto del álbum, claustrofóbica, sardónica… la línea repetitiva del bajo le otorga un empaque que el resto de instrumentos arropan. Diferente sí. Excelente, también. Con Drag vuelve el afterpunk seminal y el registro Roberto. Es de esas que no te cansas de escuchar, por más veces que lo hayas hecho. Si no fuera por miedo a rayar el vinilo la pondría otra vez, pero son suficientes, queda todavía por comentar Spy Game. Enlutadísima, lenta, decadente, muestra a un trío en estado absoluto de gracia. Reminiscencias bauhausianas, toques de blues oscuro a lo The Holy Kiss, si se me permite la comparación. Un fenomenal broche a un disco muy bien hecho.

Decía al principio que Crystal Soda Cream era uno de esos escasos grupos que trascienden sus influencias, que van más allá de la repetición de esquemas y que, sin inventar nada realmente, consiguen sonar originales y diferentes al marasmo de copias sin sentido que llenan las estanterías de las tiendas de discos. Suenan diferentes, cierto, pero eso solo tampoco significaría gran cosa si no fuera porque suenan bien, muy bien. Estupendamente bien.

Escucha y compra: http://totallywiredrecords.bandcamp.com/album/escape-from-vienna