THE WAKE: Perfumes and Fripperies (Blaylox Records 2020)
¿Cómo volver a la palestra después de casi veinticinco años de ausencia? Supongo que esa es una pregunta que los miembros de The Wake llevan bastantes de esos años haciéndose. Después de los magníficos Masked y Nine Ways (sí, por el medio se publicaron un par de singles, pero eso no cuenta demasiado) el riesgo de no estar a la altura o, incluso, el de repetirse un cuarto de siglo después, debió estar muy presente. Se me ocurren muy pocos casos en los que el resultado haya sido, no ya brillante, sino al menos digno. ¿Cómo volver a meterse a componer –y grabar- canciones cuando hace tanto tiempo dejaste atrás un legado tan recordado y copiado? Imagino que en primer lugar, siendo honesto con uno mismo. O al menos, intentándolo. Perfumes and Fripperies es el nuevo disco de los de Ohio y es un disco que dudo que haya dejado indiferente a nadie en la escena oscura.
A mi juicio, la solución pasa por mostrar evolución (lo de no repetirse) y, al mismo tiempo, mantener una cierta unidad con el pasado. Creo que nadie hubiera entendido un Masked 2 y tampoco un giro radical en el sonido, no los veo haciendo bossanova. A estas alturas de la película ninguna de las dos opciones hubieran tenido demasiado sentido. Y lo cierto es que Perfumes and Fripperies cumple las dos premisas: si escuchas los tres álbumes seguidos, ves cambios, ves evolución, pero nada chirría, todo rueda de manera natural. Y eso que P & F es un disco un poco irregular, se nota que no ha sido compuesto entero todo junto, sino que se han ido recuperando composiciones de estos años (de hecho, aunque en versiones diferentes a las “originales”, aparecen esos dos singles que decía antes: Rusted y Emily Closer).
Daisy es el primer corte del disco. Una elección peculiar, ya que es un tema (buenísimo) oscuro, lento, denso… No suelen comenzar así los elepés del palo, pero a mí me parece uno de los mejores cortes de este P & F así que… Le sigue Hammer Hall, que fue el primer adelanto allá por el mes de septiembre. Un trallazo de puro rock gótico, que como el Marry Me que le sigue, podrían perfectamente haber sido grabados en 1994. Tremendos ambos. Break Me Not baja, a mi modo de ver, un pequeño peldaño. Si hasta ahora era de diez, BMN me parece de 9’5. Me resulta un pelín demasiado convencional, aún encantándome. Perfumes and Fripperies mantiene el pulso sin problemas a las anteriores y permite apreciar un cierto desarrollo vocal en la garganta de Mr Troy Payne, que aquí brilla más que nunca. Rusted 20 es la remezcla del single publicado en 2013 y es ligeramente distinta de este. No mucho, pero se nota el barniz… Para bien, a mi juicio. El segundo adelanto del LP fue Everything, que cuenta además con la participación en las segundas guitarras del Red Lorry Yellow Lorry, David Wolfenden (Wolfie). Es un tema que suena más “moderno” que los anteriores, más cercano al gótico actual que al de los 90. Sin que eso signifique nada malo. Ni bueno, por otro lado. Es una canción que seguro se pinchará cuando la Nueva Normalidad lo permita.
El barniz que os dije antes que apreciaba en Rusted, embellece también la nueva mezcla (MH direct-drive mix) de Emily Closer (la original tiene 10 años). Suena mucho más actual y en ocasiones, sobre todo rítmicamente, se acerca al post punk actual. Sin contagiarse del todo, afortunadamente. Big Empty es otra andanada goticorra lanzada directa a tu negro corazón de siniestro viejo. Uno de esos para escuchar un montón de veces. Y con Figurine, otra pieza lenta, oscura y densa (aunque menos que Daisy), P & F desgraciadamente se acaba. Es un buen broche a un disco realmente bueno. Queda un bonus que cierra el CD: Rusted (Hz Healer Mix) que tiene como principal diferencia con la anterior, además de la mezcla, la segunda voz a cargo de Caroline Blind. Poco más, un buen remix.
Las guitarras de R Witherspoon no han perdido filo. Y tanto James Tramel (también en los maravillosos October Burns Black) como Daniel C mantienen una insultante buena forma que los distingue como los musicazos que son. De la voz de Payne ya he dicho antes que brilla como nunca. En conjunto han conseguido que dentro del rock gótico clásico, P & F se haya convertido por derecho propio en un indudable must, un discazo que sin hacer olvidar lo anterior, lo complementa maravillosamente bien. Un conjunto de absolutas obras maestras que no puedo esperar a disfrutar en directo. Cruzo los dedos un año entero para que así suceda.