SILENT SCREAM-MURNAU’S PLAYHOUSE: Bones From the Backyard (split album) (Gothic Music Records 2013)

Las noticias de nacimientos de nuevos sellos discográficos siempre son buenas noticias. Geniales incluso si además conoces el cariño y el respeto que hay detrás (como es el caso). Y es que el señor Terramortis (aplausos, vítores y sombreros al aire ante tamaña valentía), no contento con el sinnúmero de actividades que acomete, ha decidido ampliar horizontes y lanzarse a editar discos. Como si escribir libros, mantener webs, hacer radio, organizar conciertos y pinchar música no fuera suficiente. Pues bien, la primera referencia del susodicho incluye, nada más y nada menos que a dos de las más interesantes propuestas finlandesas actuales en esto de la música oscura: Silent Scream y Murnau’s Playhouse. Los primeros, de Helsinki, ya conocidos por los habituales lectores, se distinguen por la actualización rebosante de talento del afterpunk más frío y rabioso que parieran los primeros ochenta. Actualización no exenta de creatividad, es sólo cuestión de estilo. Los segundos, de Tampere, más ortodoxos tal vez, más melancólicos, más tristes que fríos, no han tenido (por desgracia, distintas circunstancias lo han impedido) reflejo antes en laletracapital. Oscuros, con profundas raíces en el gótico clásico, exuberantes de calidad también.

El trabajo que nos ocupa, limitado a 600 ejemplares, es fiel reflejo de lo apuntado. La parte que corresponde a Silent Scream incluye tres temas correspondientes a un primigenio EP (2009) que por problemas diversos nunca llegó a ver la luz; en un principio eran cinco canciones pero dos de ellas (Revenant y Meat) cierran Public Execution, su CD del año pasado. Además de los tres inéditos citados, se incluyen dos tomas en directo. Lógicamente, el sonido de esos tres temas (luego iremos con los directos) refleja más el espíritu de In Cinema que el de Public Execution. Por ejemplo, Man On Fire. Esas guitarras que recuerdan a los mejores Christian Death (Atrocities era), la voz personalísima, los bajos como puñetazos y los complicados y cambiantes ritmos. Afterpunk del mejor que se haga hoy en día, gélido y punzante. El ritmo se acelera hasta el paroxismo en With Friends Like These, con el bajo marcando el camino en una canción (esos coros) que tiene aunque tiene mucho componente gótico en su estructura, mantiene el afterpunk en los ritmos, eso sí, sin perder de vista que estamos en 2013 y hace treinta años del ocaso del género, al menos en su cosecha clásica. Private Execution recuerda inmediatamente al tema que abre (y nomina) su segundo álbum. Lenta, oscura, fría, guitarra cortante, los aullidos… Completamente diferente a su “prima” pero de algún modo entrelazadas, extraños parentescos que van más allá de un título, como dos caras de la misma moneda, como dos facetas de la misma piedra, dura y excepcionalmente bella. En cuanto a los directos, Skull Face Child (también de P. Execution) es machacona, punk, fría y oscura; en vivo aumenta exponencialmente su interpretación dramática, se desarrolla aún más la cualidad parlante de la guitarra, se acentúa el tono Killing Joke en cuanto a los gritos, rabia e ira en la letra escupida. El que falta es una versión de I Remember Nothing, de Joy Division. Todavía más fría, más lenta, más sincopada que la original (aunque no se diferencia lo suficiente, tiene mucho de recreación), seis minutos y pico de agonía helada.

La parte que corresponde a Murnau´s Playhouse es el resultado de un año preparando un EP en un estudio. Un año que da para que sucedan un montón de cosas (empezando por cambios en la formación) pero que permite que el excelente sabor de boca que habían dejado con las publicaciones de la demo de 2008 y su Sanity Show del año siguiente no solo se mantenga sino que incluso se acentúe. No en vano, todo comienza con Someday: elegante, gótica, llena de reminiscencias de los más grandes, sin perder el toque personal de los de Tampere. Con conexiones evidentes, certezas idénticas (buen gusto, saber trabajar con las influencias sin copiar nada, respeto absoluto por el estándar pero aportando talento y creatividad…) a las del grupo anterior y, a pesar de ello, bastante diferente en el tono. Embrace recuerda a unos Corpus Delicti con teclados, probablemente por la voz grave sin ser gutural, afectada sin exagerar del vocalista; los potentes bajos ayudan al recuerdo. Dicho lo cual, la abundancia de cambios de ritmo le dan un aire diferente a la canción, modernizado el sonido. No sucede lo mismo con Miopía, mucho más clásica, guitarrera, rítmica, épica. El teclado de Sari suaviza un tema ortodoxo pero creativo al mismo tiempo. La estupenda Rivets In The Sky es la canción de corte más postpunk del set, con las baquetas y el bajo dibujando el tema y la guitarra y los teclados coloreando por encima, con la voz erigiéndose, de nuevo, como protagonista. Un gran tema, pero eso no es novedad, los cinco lo son. Porque Ashen Passion no puede dejar indiferente a ningún aficionado a la música siniestra, con la guitarra cubriendo poco a poco al teclado y dejándose acompañar por el resto de instrumentación, con el crescendo sónico que, otra vez apoyado en la garganta de Arttu, supone un excelente broche de oro para un CD que se antoja hoy imprescindible.

Decía al principio que el nacimiento de los nuevos sellos son siempre excelentes noticias. Cuando los primeros lanzamientos de esos nuevos sellos están tan cuidados y son tan condenadamente buenos como éste, sobran los elogios. Así que me callo y lo escucho de nuevo. Que es lo mejor que puedo hacer ahora mismo.