NFD: Waking The Dead (Jungle 2014)

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50131452115265013145211526 (1)NFD han tenido que lidiar desde siempre con el sambenito de venir de dónde vienen pese a llevar ya diez años en la escena gothic rock internacional. Como otros, arrastran las inevitables comparaciones con las bandas de procedencia de sus miembros (la herencia nephiliana, la sombra es alargada) y, también como la mayor parte de los otros, han sabido superar esto fundamentalmente haciendo lo que mejor saben: discos soberbios. El mes pasado vio la luz el que es su quinto disco (si contamos Reformations pese a ser un miniLP) y, otra vez, demuestran ser una banda que trasciende etiquetas, comparaciones e influencias. Una vez más, con este Waking The Dead, confirman lo que ya sabíamos: el gothic rock no ha muerto. Vive en bandas como Noise For Destruction. Como viene siendo costumbre últimamente, intentemos poner en palabras lo que nos sugiere cada tema:

Waking The Dead se inicia con el tema homónimo. Los ingredientes son los habituales, largos pasajes guitarreros, apoyados por los teclados, sostenidos por el bajo y con la voz profunda y rasgada de Peter “Bob” White regalando empaque. Un tema que empieza con un cierto relajo pero que pronto estalla en una orgía gótica y oscura, en una fiesta con todos los elementos que los que amamos este tipo de música deseamos encontrar en una canción. Bien producido, con la solvencia instrumental habitual, un ejemplo de lo mejor que te puedes encontrar. Música de género. Muy bien hecha, clarostá.

Got Left Behind se estructura similar pero es más rápida de ejecución. Cabalgan guitarras (gran trabajo ahí, con Milden y White en estado de gracia) y bajos al ritmo que marcan Petitt y Mazzucconi. Puro rock gótico, pegadizo, épico. Pura esencia, casi sientes el polvo en la garganta. Dramático, uno de esos cortes que deseas escuchar en directo. Spiral mantiene la tensión, siguen supurando las guitarras, siguen machacando bajos y batería, sigue la garganta desgarrando letanías. Siguen NFD enseñando a los neófitos el porqué de su pegada, la razón de que los aficionados esperemos con impaciencia cada nuevo lanzamiento. Uno de mis preferidos del CD, que ya es decir, el nivel es realmente alto.

Let You Fall cuenta con Ali de Morgoli añadiendo teclados. Es una de esas piezas en medio tiempo, preñadas de melancolía y de fuerza contenida, que se van desatando durante todo el metraje, pero que no terminan de estallar nunca. De vuelta del final, de vuelta de todo. Anticipando otro de los pelotazos de Waking The Dead, Red Sky Burning. Cuenta con los solos de James McIlroy en la guitarra solista (ex Cradle Of Filth), lo que podría dotar al tema de heviorradas indeseadas pero no es así. Lo que hace es acentuar una fuerza en las seis cuerdas inusitada, acelerar la canción hasta cerca del límite pero sin sobrepasarlo nunca. Mantener esa tensión puramente gótica, puramente oscura, puramente… genial.

El contrapunto viene de la mano de The Great Divide. El bajo prepondera y manda. Galones, dicen. Riffs marca de la casa y drama épico, cuasi legendario, se mastica la canción en los seis minutos largos que dura. Rock oscuro y siniestro, impresionante el final, además. Pero si The Great Divide es contrapunto, Evermore lo es más. Acústica, guitarra y teclado mandan. La voz demuestra tesituras no alcanzadas antes. Recuerda a los Mission cuando eran quienes fueron, en su misma naturaleza. Sencillamente sobresaliente, se hace cortísima.

En Return To Dust vuelve el amigo McIlroy. Otra pieza llena del mejor gótico que se pueda disfrutar hoy día, repleta de buen gusto y mejor saber hacer. Lo bastante bailable para ser eterna, lo bastante escuchable para no necesitar bailarla. En The Silence Of The Angels volvemos a los cortes de siete minutos. Quizá en esos metrajes sea donde se muevan mejor NFD, quizá ahí es donde más fácilmente puedan desarrollar esos crescendos que los han colocado donde están, tal vez ahí sea donde se pueden desenvolver las espirales sónicas llenas de creatividad y oscuridad propias, además, del género. No lo sé. Sí que sé, no obstante, que The Silence Of The Angels es una canción como la copa de un ciprés, de una profundidad infinita. Without End es, lamentablemente, una especie de oxímoron en sí misma, dado que es la que cierra el CD. Un epílogo atmosférico, perfecto colofón a la descarga anterior.

Waking The Dead es un magnífico ejemplo de ortodoxia cañera, de creatividad con raíces, de calidad compositiva e interpretativa, de disco bien hecho en definitiva. Podría haber sido un disco más en la carrera de los ingleses, podrían haberse limitado a continuar donde se quedó Reformations o incluso, haber repetido esquemas, haberse copiado a sí mismos cien veces (como hacen y han hecho tantos) pero entonces estaríamos hablando de otra cosa, de otro grupo, de otra gente. De otro disco.