MAIKA MAKOVSKI + HAVALINA, 10 de diciembre de 2010, Sala Joy Eslava, Madrid

Diez de diciembre, el centro lleno de gente. La calle Arenal repleta, músicos callejeros y su público se confunden con los que esperan. Acontecimiento prometido: sinergia entre Maika Makovski y Havalina. Havakovski o Maikalina o como leches quieran llamarlo. Dos combos, uno con nombre de artista individual y el otro de canción de los Pixies. Dos estilos, ¿cercanos?, dos o una forma de entender el Arte. Expectación. Dos espectáculos en uno o un espectáculo con dos caras. Mezcla o suma. Ideas que surgen, comentarios… se verá. Al entrar, mucha gente espera aunque luego la sala esté llena pero sin demasiadas apreturas. Público mezclado, respetuoso. Puntualidad exquisita. Suena bien la sala, eso lo sabíamos, ¿se verá bien también?



Casi llegamos tarde y nos perdemos el primer tema. Maika y su guitarra con telón negro detrás, sobria. Devil Tricks suena estupendamente. ¿Todo un set, casi acústico? Dudamos. Se levanta el telón y no es ningún chiste. Ya se ve al resto de la banda, guitarra, bajo y batería y las célebres luces de la Joy detrás. Friends, Ohio como versión de Young (Neil, para los amigos), Charming Gigolo… todo muy compacto, muy ensamblado y con ese aire que tienen todos los temas de la Makovski que te parece haberlos oído antes pero que no termina de ser tu recuerdo sino que es siempre nuevo y fresco. Ya hemos comentado en alguna ocasión que influencias muchas, algunas bastante evidentes para bien, pero que copias ninguna. Personalidad, gran personalidad. Ya empieza Jealous, se constatan las comparaciones, en las que no entraré (soy un caballero) pero que sí indico que para mí son más masculinas que femeninas. Se rompen dichos símiles en cuanto la canción toma altura y eso es bueno. En esta primera parte el escenario ha destilado sensualidad, rabia, dulzura, agresividad y calidez a partes iguales. Hay gente que no se entera, supongo que los que solo quieren havalinear pero es un conciertazo.

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Pagan, Oh M Ah, So Far Sober y No Blood, redundan en lo apuntado. Las emociones se confunden, la voz intuida desde el primer tema (y su importancia capital) se ha ido desarrollando en más registros que los ya acreditados por los plásticos degustados. Las letras -a pesar de que en directo no entiendo el inglés de esta muchacha, apuntaré en mi debe el mejorar mi nivel británico que con el óxido de la falta de uso ha pasado de lamentable a insultantemente ridículo- se saben cuidadas y cada nota, cada despliegue está en su sitio. Por otro lado, el resto del grupo está al corriente de lo que hay, entiende lo que da de sí cada canción y aparentemente sin esfuerzo (sé que es solo una percepción) lo dan todo. Hacen que la voz se convierta en parte de un todo y eso es bien conocido por su dificultad. La acústica del antiguo teatro les hace justicia y de este modo, todo se hace muy corto. Cortísimo. Va pasando el tiempo y la aparición de los havalinos no se hará esperar mucho más. Pero antes, Song Of Distance, Ruled By Mars (increíble) y sobre todo The Bastard & The Tramp consiguen que no se eche de menos a nadie. Miro a mi alrededor y veo felicidad, éxtasis en algún flipado y en alguna flipada y un tipo tomando notas. Mejor, así no se le olvida nada.

Hace su aparición Manuel Cabezalí para acompañar a Maika a la guitarra en Lava Love y Game Of Doses. Las sinergias comienzan y sobre todo en la primera, parece que hubieran tocado juntos toda la vida. Los susurros se mezclan con la potencia guitarrera, la dulzura bien entendida, la belleza… Empieza la “segunda parte” del show, aquella en la que las dos bandas comparten escenario y no podía empezar mejor que con la segunda versión de la noche: I Feel You de Depeche Mode. Para mí, la última super-canción de los de Basildon, a partir de ahí me interesan entre poco y nada. A mi lado, alguien que no está de acuerdo. Bueno, para gustos… Al grano, impresionante versión, llena de fuerza y magia. Percusiones con una bandeja de horno, exótico cuando menos. Y tras I Feel You, el primogénito (y no sé si unigénito) fruto de la unión que celebramos: Heart Pieces Downtown. Sonó rara, diferente del estudio, no sé si más sucia es la expresión correcta, pero distinta era. Más oscura tal vez. Después, ya con todos los Havalina presentes y sin los músicos que acompañaron a Maika, ésta presta la guitarra y la voz en dos temas ya conocidos aunque nuevos (de “Las Hojas Secas”, último trabajo del trío), Objetos Personales y Ley de la Gravedad. Me gustó más la interpretación de la segunda pero ambas rayaron a gran altura.

La Makovski se va y se lleva una gran ovación, merecidísima. Ya sólo quedan Havalina sobre el escenario, comienza la en principio tercera y última parte del recital. Suponemos que girará todo alrededor del “Las Hojas Secas” que nombrábamos antes con concesiones a grandes éxitos pasados. Y así, Punto De Reconciliación, Sueños de Esquimal, Tu Ciudad y Mamut: lo dicho. Algo de frialdad, hasta cierto punto lógica, con las novedades y apoteosis absoluta con la del esquimal. Todo el mundo corea, todo el mundo canta, todo el mundo se une al tema, bien hilado por el grupo, que, a pesar de todo, me dio sensación de poca nitidez en su sonido, no conseguí entender la letra. Durante todo el concierto fue una constante. El muro de sonido que crean, la distorsión máxima y el volumen no permitían una buena definición de las voces que en algunos momentos resultaban casi ininteligibles. No dio empero la sensación de que a Havalina les importara demasiado el tema así que a lo mejor era algo estudiado. Y siguiendo con la misma pauta de mezclar novedades con hits, Imperfección, Síndrome De Culto, Incursiones y Desierto. Oscuridad, desaliento, guitarras, distorsión, habitaciones y edredones. Bajos y bombos en la boca del estómago, música agresiva y furiosa muchas veces, con voces frías y lánguidas y teñidas de tristeza y cabreo en otras muchas. Mezclas personales para temas personales. Canciones universales. Y para terminar, la pasada de vueltas Desinspiración. Aclaración, es una canción increíble aunque yo creo que le sobran un minuto o dos en el final instrumental y personalmente sea más de temas que terminan arriba. Pero… los n minutos de pelos de punta, carne de gallina y alucine sónico me hicieron vibrar como al resto.

Y todo terminó con ese clímax de desinspiración. Queda solo el resumen, el balance, los recuerdos y las charlas. La estructura del compartir entre los dos grupos fue la esperada, aunque alguien antes del concierto lo planteó como más jam y menos “ahora un grupo, ahora juntos y ahora el otro”. Se notó que se llevan bien entre ellos y se notó que disfrutaron del concierto. Se notó que cuando hay calidad y las condiciones acompañan (sala cómoda aunque calurosa, sonido excelente, acústica imprescindible, luces medidas…) todo fluye mejor y llega más. Se notó que con eso solo, sin toda la energía que caía sin cesar del escenario, hubiera sido otro concierto, hubiera sonado igual de bien pero no se habría disfrutado la décima parte. Se notó que dos estilos aparentemente alejados pueden confluir y dar lugar a esa máxima del todo como algo mayor que la suma de las partes. Y se notó, sobre todas las cosas, que sobre el escenario de la Joy había Artistas.