LAS NOVIAS: Detente Bala (A la Inversa Records 2022)

Más de treinta años de carrera y Las Novias siguen sacando discos de un nivel altísimo. Discos -canciones- que son siempre diferentes pero siempre Las Novias. El otro día le dedicábamos uno de nuestros podcast al gatopardismo, ese cambiar todo para que nada cambie, de la conocida novela del célebre Giuseppe Tomasi di Lampedusa. Y esa es la sensación que me produce cada nueva canción -disco- de los de Zaragoza. En cada uno de sus trabajos se aprecia una clara evolución, no siempre en el mismo sentido, no siempre lineal, al mismo tiempo que siguen sonando igual de bien que siempre. Igual de reconocibles. Una banda que a estas alturas nada tiene ya que demostrar, lógicamente, pero que a pesar de ello se empeñan en demostrarlo en cada nuevo lanzamiento.

 

Detente Bala es el más reciente ejemplo de ello. El título (además de ser una canción) está sacado de los escapularios que el bando fascista cosía en su uniforme con la idea de parar esas balas que sin duda recibirían con mejor o peor suerte (por descontado dudo que evitara directamente la muerte o las heridas de ninguno de sus portadores). Y es, también sin duda, el disco más claramente “comprometido” políticamente que han sacado Las Novias en toda su carrera. Nunca han sido un grupo, al menos aparentemente, politizado a nivel lírico, han gustado más de un cierto collage estético (y ético) en las letras que les ha hecho sonar no pocas veces bastante crípticos en sus mensajes. En Detente Bala está todo mucho más claro. ¿Se han convertido entonces en un grupo reivindicativo al uso? Pues no, claro que no. Ya digo que cambian para no cambiar, evolucionan para seguir siendo, siempre, Las Novias.

 

Detente Bala es también el primer tema. El modo de cantar de Toño Leza adquiere una nueva manera de hacerlo, un recitado poco habitual hasta ahora, para una letra absolutamente magnífica. La estupenda producción, hace que todo suene perfecto, el bajo, “gordo”, las guitarras tan punzantes como siempre, los parches arropándolo todo y la voz protagonista sin restar nada a todo lo antedicho. La letra, mejor escucharla, no tiene desperdicio. Misericorde, elegido primer single (y videoclip, cinematográfico, tremendo) recuerda más en lo estilístico a los discos anteriores, aunque otra vez la letra “desentone” para bien. No hay aquí bóvedas, ni calamidades, ni promesas, ni aires imaginados ni, por supuesto, postales envenenadas. Hay un rojo, ateo y dueño de un amor libre que retrotrae a pasajes oscuros de historia reciente, de bandos y de asesinados, cobardemente asesinados. Rabia y dolor, para que no siga el silencio, para que no se olvide lo que no debe olvidarse. Dos Hemisferios mantiene el pulso rockero, oscuro, hijo único cargado de referencias. Medio tiempo marca de la casa. De los que aceleran y terminan arriba del todo. de los que estoy deseando escuchar en directo.

LF ya la conocíamos, la tocaron la última vez que pisaron los escenarios del foro. Punk de dos minutos y medio, giro inédito. Un puñetazo nostálgico para cualquiera que pateara y se bebiera Zaragoza en los años dorados. Cierzo, drogas y Rock’N’Roll. En vena. La Mala Hostia mantiene el ramalazo, aunque aparentemente sea menos urgente. Otra vez sorprende la voz recitada, el señor Leza sorprende otra vez con maneras nuevas, añadiendo registros. Musicalmente, hay muy pocos grupos en España tan solventes, muy pocos músicos tan precisos y exquisitos interpretando. La nota justa, el guitarrazo exacto, las cuatro cuerdas destacando sin disparar egos, la batería sin arabescos innecesarios pero compleja y concreta. Las décadas de ensayo, las miles de horas tocando juntos se desparraman en cada verso. Sirio regresa al medio tiempo tan frecuentado en ocasiones anteriores. Intensidad épica. Producción perfecta. En todo el disco, aunque no la haya citado hasta ahora. Suena todo potente y rodado y al mismo tiempo, cada cosa en su sitio. Así leído parece fácil; dado lo infrecuente, no lo debe de ser en absoluto.

 

Me pierdo siguiendo el Hilo Rojo. Noto una atmósfera diferente en esta canción, no se si es por los juegos con las guitarras de Oskar, pero llama poderosamente la atención. Otra de esas canciones (en realidad todas) que apetece vivir atronando en un escenario. Como sucede con El Espiritu de la Escalera con los efectos en el mismo instrumento, de nuevo transformarse para mantenerse firme en lo que les ha hecho enormes desde aquel lejano 1987. Evolución sin desarraigarse. Sincronización es puro rock oscuro del que apunta alto y además acierta el tiro. Toño aguanta la garganta en un registro más grave en uno de los temas de Detente Bala que más “recuerda” a Ego o a Invicto. Quizá ese nexo de unión, esa raíz común. Pasa un poco también con Ruido Blanco, con ese deje “cultista” al final. La pena es que el disco ya se acaba. Y lo hace con Las Trincheras de Hadal, un corte profundo como reza la letra y sugiere su título. Marina como fuera Sirio, épica como de costumbre, un trozo de corazón. La melodía es de las que subyugan, con esos cambios de ritmos y esas capas de sonido que van superponiéndose. Si no lo dijera con tanta frecuencia, repetiría aquello de que es el perfecto final de un disco fantástico. Pero no lo voy a repetir, no esta vez.

 

Detente Bala es un disco difícil. En el sentido de lo complicado que es mantenerse en “la carretera” tanto tiempo y sin ser especialmente prolíficos. Casi lo contrario, que este es el quinto CD de la banda. Es un disco difícil porque otra vez rompe cualquier etiqueta que se le quiera poner a la banda. Y es difícil, también, que no maraville a los muchos y fieles seguidores del grupo. Decía antes que llegados a este punto Las Novias no tienen absolutamente nada que demostrar. Pero se empeñan en seguir haciéndolo. Y Detente Bala demuestra otra vez ese grito tantas veces coreado: SIEMPRE NOVIAS. Qué difícil. Y qué maravilla, rediós.