LA BROMA NEGRA, 16 de septiembre de 2017, Sala Rock Ola, Madrid

Este sábado tuvimos el placer de nuevo de ver y escuchar a La Broma Negra en Rock-Ola y voy a hacer spoiler ya desde el principio porque nos encantó el concierto, pero tampoco es algo muy reseñable ya que es imposible ir a un concierto de LBN y no pasártelo bien. I-m-p-o-s-i-b-l-e.

A punto de sacar disco nuevo (para principios de Noviembre lo esperamos) hicieron un repaso por toda su discografía. Y es que es lo bueno de LBN, que en sus conciertos disfrutas por completo, bien seas seguidor suyo desde los albores del grupo, como si lo eres hace poco, hay canciones para todos los gustos. Y es que si con 25 canciones no disfrutas de una decena como poco, eres un tiquismiquis. Nosotros nos quedamos con todas, claro.

Arrancaron con Canción de Cuna, del hasta ahora su último disco, Amigos temo que ya no estemos en la Tierra. Creo que siempre digo lo mismo, pero me fascinan los títulos de sus discos tanto como las letras de las canciones que incluyen. Esta vez voy a intentar contener mi fanatismo y reducir mi top de canciones favoritas (porque en realidad son todas) pero cualquiera con la que empiecen un concierto me parece una buena elección. Heridos y Balas para matar el tiempo completaron la terna inicial. Cada una de un disco diferente; da gusto escuchar al público, entre el que me encuentro, claro, cantarlas todas.

 

Para Despierta la guardia ya tenían a todo el público metido en el bolsillo. De Déjanos la luz encendida continuaron contándonos la historia de Teo Pimentel en Tos de medianoche para seguir con El Buen Amor en la versión de Joyas de princesas muertas.

El amor, a veces, sea bueno o malo, trae mononucleosis, y con La enfermedad del beso no hay que tomar medicamentos pero tiene una letra de las que duelen un poco, porque todos nos hemos sentido alguna vez la casita de paja de los tres cerditos.

Los reyes en su cama no morirán me fascina mucho, es de esas canciones que necesito que toquen en todos los conciertos. Y es que ese espantapájaros que dejan a un lado de ese camino infernal con la boca abierta y rebosante de cárdena sangre y plumas negras “me pone” muchísimo. Y la percusión. Reconozco que en esta canción siempre estoy mirando a Laura porque yo creo que la disfrutamos a la par.

 

Sin salir de entre los árboles, Guardabosques es el siguiente tema, otra de esas canciones que te mantienen con las orejas atentas, porque mis queridos trovadores (aún no os había llamado así) cuentan grandes historias en todas sus letras.

Con Los niños de Dickens el subidón es total. Me cuesta describirla con algo más que la palabra maravillosa. Me encanta la melodía, el ritmo y la letra. Es como un himno para los que aún nos está costando crecer, y que ya no lo haremos.

Mientras ella cerraba las cortinas es una de las canciones que más me fascina por la historia que cuenta y cómo la cuenta. Le tengo un cariño especial porque cuando la escuché por primera vez tuve que googlear y luego hacer una segunda escucha entendiendo la letra, y joder, qué buena es.

Como persona a la que le gusta mucho escribir, creo que lo que más me gusta de La Broma Negra es la facilidad para contar historias corrientes que nos pueden pasar a cualquiera convirtiéndolo en algo especial. Y no hablamos de una típica historia de amor de chico conoce chica y se enamoran y les pasan cosas que le puede pasar a cualquiera que se enamora, si no encontrarte a alguien parecido a Poe en el Bastión de Pescadores en Budapest y hacerle una canción. Y si no es una historia real, más a mi favor. Qué imaginación. Todo este preludio es para decir que la siguiente canción fue Fantasma, de Joyas de Princesas Muertas, aunque originaria del Envenenador de Manzanas.

 

Porque sus historias de amor son como más como Nuestro amor dominará el mundo que contiene esos versos que te pondrías en tu carpeta del instituto si fueses a clase con 40 años. Yo al menos lo haría.

La fantástica Domingo de pasión precedió a Los hijos de las brujas, canción que me fascina por su creatividad. Tengo que reconocer, si no lo he hecho ya o no lo he demostrado, que soy muy fan de la manera de “hilar finico” que tiene Carlos a la hora de escribir las letras. Y muy fan de David a los teclados. Y de Álex a la guitarra. Y de Laura en todo lo que hace, porque además de con la percusión y sus coros nos regala siempre pequeñas coreografías que le dan más encanto aún si cabe a las canciones, ya encantadoras de por si. (Me siento un poco madre ahora mismo porque estoy pensando en que si me preguntaran con cuál de los cuatro me quedaba, tendría que contestar “los quiero a los cuatro por igual”).

Después de este gangbang que me he montado, como bien me diría el Sr. Lobo, continúo. Me vas a hacer llorar, con su orinal, y Los Cuerpos Celestes donde todo es tan hermoso que la gente canta en vez de hablar, fueron las dos siguientes, para regalarnos después el subidón que provoca escuchar Virginia en los infiernos, de las que más me gusta escuchar en directo.

 

A esta altura del concierto aquello era una reunión de amigos. Reinaba un buen rollo que molaba mucho, fue un concierto muy divertido y cómodo. Le tengo un cariñico especial a tres canciones, por su temática, de LBN, dos no las han tocado nunca en ninguno de los conciertos a los que he ido, pero siempre me resarzo porque la tercera es Los Muertos y esa no suele fallar.

 

Y nos quedaban ya sólo las cinco últimas canciones, que llevaban 20, pero a mi los conciertos de La Broma Negra se me hacen cortos, los tendría cantando toda la noche. Menos mal que para eso sacan discos, para poderlos escuchar hasta la saciedad.

Su decisión mi capitán, es otra de las canciones que me fascinan por la letra, y siento verdadera admiración por lo descriptivas que son para mi cabeza los viajeros polares perdidos, y en especial, las joyas de princesas muertas. Cuidado con lo que matas tiene otra de esas letras excepcionales que enganchan y dejan regusto como un buen postre en el cerebro, como Protege tus secretos.

 

Se iba acercando la hora de acabar, así que el cuento de hadas en que se había convertido el concierto tenía que acabar con Cenicienta y cerrar del todo con la grandísima Nieto de maestro de escuela, que se encuentra en mi top tres de favoritas porque “no te metas en líos, no soy muy bueno con los puños” me parece la frase más bonita del universo para definir una amistad.

No puedo más que darle las gracias otra vez a La Broma Negra por lo que nos hacen sentir a los que estamos en el público. Todo fue genial, el sonido, las canciones, el ambiente, todo. Dan ganas de veros una vez a la semana (por no abusar). Hasta de madrugar.

Tenemos muchas ganas de disco nuevo ya.

 

Las tremendas fotos, como siempre, del gran JFC Fotografía

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