CHESHIRE CAT (THE BOUNCING): Show Its Tail (Alone Prod. 2012)
Desde siempre hemos mantenido (a veces contra viento y marea) que una de las virtudes que más valoramos a la hora de acercarnos a un grupo es su originalidad. No es lo único, evidentemente, que valoramos, pero sí que es una de las características más importantes (para nosotros) en un artista que se precie de serlo. En muchísimas ocasiones nos hemos quejado de que es precisamente esa falta de creatividad tan generalizada la que lastra de un tiempo a esta parte a casi toda la escena de la que normalmente nos ocupamos. Por todo esto, tenía muchas ganas de echarme a las orejas este Show Its Tail. Comprobar que se puede ser oscurísimo sin obviedades y lugares comunes. Confirmar que el punk no precisa costras. Reafirmarme una vez más que el futuro será diferente o no será, que estando todo o casi todo inventado, sin ese plus de ofrecer algo distinto, no se llega a ningún sitio. Y, ya puedo decirlo sin lugar a dudas, estas dos muchachas del gato de Carroll son diferentes a cualquier otra banda que haya podido escuchar. Pero, por otro lado, es obvio que la originalidad sola no es bastante.
Un bajo y una batería, la voz femenina con coros del mismo sexo y poco más. Bueno, y talento, claro. Por arrobas. Qué se puede hacer con estos ingredientes, escasos, escasísimos aparentemente, es algo que tal vez te estés preguntando, puesto que sigues leyendo a estas alturas. Pues solo con eso imagino que poca cosa. Ahora bien, si le añades teatralidad (Lyric), oscuridad, sensualidad, decadencia, buen gusto cabaretero, pasión por lo que haces (y por lo que escuchas, aquí, con esta receta, hay deathrock (In The Factory o The Rain), hay afterpunk (Cheshire Cat o Master!), hay dark cabaret, hay rock’n’roll…), canciones que se sostienen por si solas y un bastante largo etcétera, pues hablamos de otra cosa. Inclasificable por otro lado, como debe ser. Es como si cogieras a Gitane Demone (ay, Borderline) y la tuvieras seis meses con una dieta musical a base de los más pantanosos usamericanos (sí, los que estás pensando, los que en su momento se “asociaron” en el sello Hungry Eye), Bauhaus y el deathrock californiano. Después le dices que solo puede apoyarse en un bajo y cien mil efectos y ¡voilá! Algo así y algo completamente diferente a lo dicho. Esa aparente (o no tanto) contradicción es, para mí, una de las grandes notas positivas de Cheshire Cat (The Bouncing), cada vez que los escucho me suenan diferentes, cada vez me recuerdan a influencias distintas, me saben de otra forma. Si solo fuera por eso, ya sería bastante, pero hay mucho más que espero que descubras tú mismo.
Pues estaba deseando escucharlo y ahora más…
Esa es la idea, Alec, si he conseguido que tengas más ganas de escucharlo, objetivo cumplido.
Queda por saber si estás de acuerdo, ya me dices cuando lo hayas escuchado.
Un abrazo.