BLOODY DEAD AND SEXY: Bad Ambient (Alice In… 2013)

8924913765_7e8f8a42a0_oEn los albores del siglo se produjo un aluvión de grupos que, apoyándose sobre todo en los clásicos referentes americanos (comandados por supuesto por Mr. Rozz Williams y “sus” Christian Death) y en algún europeo como Madre del Vizio, revitalizaron un género que a esas alturas parecía condenado a desaparecer: el consabido Deathrock. De todo aquel montón de bandas, pocas, muy pocas, han sobrevivido y, de las que lo han hecho, la mayoría tienen ya nada o muy poco que ofrecer. En definitiva, un estilo que ha terminado (como tantos) por fagocitarse a sí mismo, condenado a una repetición de clichés sin fin. En toda aquella explosión deathrockera hubo un grupo que a nuestro modo de ver destacó por encima de todos los demás (y que encima, o tal vez por ello, es de los últimos supervivientes): los alemanes Bloody Dead And Sexy. Ahora presentan, vía Alone Prod. (publica Alice In… pero a nosotros nos llega gracias al sello francés, que lo distribuye también y al que aprovechamos para agradecer la deferencia), Bad Ambient, su nuevo trabajo largo tras tres años (An Eye On You es de 2010 y Liquid Grey un EP). La expectación, evidentemente, máxima.

Pronto, muy pronto, desde los primeros efectos de la guitarra en One By One se aprecia en Bad Ambient que algo ha cambiado, algo ha evolucionado para seguir siendo lo mismo. Algo que de alguna manera explica que no tiene sentido seguir repitiendo el mismo esquema una vez tras otra. Y sí, todo en este disco es reconocible, todo es como ha de ser. Todo suena (huele, sabe) a Bloody Dead And Sexy por los cuatro costados. Pero, al mismo tiempo, todo es distinto. Ha aumentado muchísimo la cantidad de matices, los diferentes “aires” que impregnan cada tema. Hay deathrock, sí, mayoritariamente. Pero no es el único estilo, ni mucho menos. Y así, a bote pronto, eso es muy bueno. De hecho, es lo que, a mi modo de ver, supone la mayor virtud de Bad Ambient: clásico como pocos pero amplio, diferente, capaz de aportar muchas más cosas. También podría haber sido su mayor defecto, si no hubieran sido capaces, por ejemplo, de ensamblar y empastar toda esa multitud de facetas, si no hubieran logrado mantener una unidad inconfundible, la que hace que reconozcas al grupo aún sin conocer previamente las canciones. ¿Que a qué me refiero cuando hablo de esa mezcla de experimentación y respeto por el pasado? Sigue leyendo.

8925526314_c3616da67e_oEn Bad Ambient se mantienen los depurados juegos de voces (por ejemplo en Never Street), las guitarras como cuchillos en One By One o en Torn Velvet Blues, los cambios complejos de ritmos, el decadentismo elegante, la ambigüedad… Se añaden otras hierbas como pueda ser la ortodoxia gótica en por ejemplo Baby Moon (con esa guitarra acústica que tanto recuerda a alguna pieza bauhausiana) o en Bring Out Your Dead, el desgarro blues de Gitane Demone que contribuye con su excepcional clase en dos canciones (Plastic Night Sky y End Of The Night), la pausa del comienzo de Gloom Within, el piano desasosegante de la preciosa Home Is Where My Heart May Rest, el cabareteo (colabora con la guitarra Kenton Holmes) de Wasting Time In Berlin, el rock oscuro de Without… Pero todo sin perder la esencia que en su momento hizo grandes a BDaS. Se agradece la frescura.

Es cierto, asimismo, que en una primera escucha Bad Ambient descoloca algo. Sobre todo si esperas una reedición de anteriores trabajos. Habrá quien prefiera que todo suene como debe, como siempre ha sonado, etc. Yo no. O no solo. Me explico. Valoro la pervivencia del sonido como el que más, me gusta que cuando una banda ha creado un sello propio, se aparte del mismo lo menos posible, especialmente porque el resultado de no hacerlo así tiende a terminar siendo bastante desastroso. Pero, a la vez, me encanta cuando un grupo consigue a pesar de ir pasando los años, sorprender y cautivar, cuando logra que el sello antes dicho avance sin estancarse. A veces sale mal, claro; sin embargo, cuando sale bien lo cosechado supera con creces a lo que habrías conseguido manteniendo invariable tu estilo, repitiendo esquemas. Para mí, el arte tiene que tener un componente de riesgo y una cierta cantidad de honestidad, de la que deje poso. Obviamente nadie es el mismo en el año 97 que en 2013 y ese cambio debe notarse. Pues bien, en BDaS (o más bien, en el disco que nos ocupa) se nota. Se nota mucho. Para bien, para muy bien. ¿Y las expectativas que decíamos casi al principio? Cumplidas, por si alguien lo dudaba. Gran disco, sin duda. De lo mejorcito del palo.

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