ART OF EMPATHY: End Of I (Aenaos Records 2020)

El dark folk (o neofolk) es un estilo que lleva ya bastantes años de capa caída. Sobadísimo, se ha ido autofagocitando en una espiral descendente de talento, dónde casi cualquier cantamañanas con guitarrita acústica que cantara sobre la vieja Europa era sistemáticamente incluido en un género que hace tiempo que desarrolló sus mejores obras y que, ya gastado, ha quedado para poco más que recuperar esos discos ya añejos. Por fortuna hay excepciones actuales. Casi en todos los casos se dan precisamente en los proyectos dónde se aliña el epítome antes citado con un sinfín de influencias ajenas que dan una nueva (o por lo menos buena) visión a todo el conjunto. Es el caso de Rome, de Har Belex y de otros cuantos (no muchos). Y, por supuesto, porque si no no tendría sentido que hubieras leído esto, del proyecto (y el disco) que nos ocupa. Lo nuevo de Art of Empathy: End of I.

 

Art Of Empathy es un proyecto belga, unipersonal, que como decía antes, no se queda solamente en los recovecos estilísticos y anquilosados del dark folk, sino que imprime sus composiciones de matices que las llevan más allá, mucho más allá. Tras diez años de “silencio” (el Posthuman Decadence es de 2010), Jef Janssen se marca en este End Of I un auténtico discazo. Discazo que además viene envuelto en un precioso mediabook con treinta y dos páginas, limitado a 100 copias que merece mucho la pena (pese a que este hombre tiene todas sus referencias con licencia creative commons y descarga name your price en su bandcamp). Aenaos Records son los responsables de la edición.

Una voz medio susurrada, algún sampler y las guitarras envolviendo las percusiones y las melodías de teclados. Where Souls Shine Brightest, primer “single” del álbum. Señas de identidad del proyecto. Señas de identidad de todo el disco. Ya era así hace diez años y no tenía por qué cambiar el planteamiento. Oscuridad, belleza, tristeza, melancolía… Se notan las influencias, claro que sí, pero cuando empiezan a sonar las notas de la épica End Of I, se te olvidan. En ella la voz, aunque sigue rasposa, susurra menos y el otoño de los acordes lo empapa todo. Here Comes Everybody mantiene el pulso sin aparente esfuerzo. Y de nuevo la belleza lo llena todo. Diría que es un disco para escuchar con cascos, en completa oscuridad, sin distracciones. Solo así se puede degustar cada matiz y de esos hay muchos aquí. Their Playground redunda en los samplers, acompañados, como en todo el álbum, por unas letras extremadamente cuidadas y una instrumentación exquisita. Es una de esas piezas que te envuelven y te llevan a una idea de que otro mundo es posible. Es política, claro que sí, la vida lo es. Y la verdad es la que es. El CD está lleno de Verdad. Con mayúscula.

Legion es toda una declaración de intenciones. Musicalmente es una de las que menos me gustan del disco, tal vez por aquello del principio de que en este palo está todo más o menos dicho. Me gusta el aire a tonadilla medieval y el empaste con la voz femenina, pero me parece que transita senderos un poco trillados. No es un mal tema, pero en mi muy personal gusto está un poco por debajo del resto. Mind/Matter, sin embargo, pese a que tampoco es un dechado de original, me parece más lograda. En Karma’s Little Helpers, volvemos un poco a la senda de los primeros temas, sin superarlos. Me gusta mucho el recitado de la voz al comienzo, le da una fuerza al corte que luego se diluye un poco. Otra buena canción sin más. Lejos de la obra maestra pero por encima de la media en el estilo. Everywhere vuelve a la combinación de sampler vocal y guitarra, apenas arropada por una percusión tenue. Destila belleza por los cuatro costados. Y la letra me parece simplemente maravillosa. Ninety-Six Percent y Cynicism Left For Dead si son por derecho propio dos de los temazos de End Of I. Darkfolk épico y precioso, lleno de tonalidades que combinan a la perfección, repleto de detalles que apreciar en una y otra y otra y otra escucha. Revelation Of Ignorance es un tema sencillo de estructura, bonito sin exagerar, un poco “menor” que los inmediatamente anteriores. Hugging Strangers es bastante diferente al resto del álbum. Bastante más pop, más convencional. Me saca un poco de la atmósfera del resto. Desconozco si los diez años pasados entre lanzamientos justifican esta “irregularidad”, si es una canción compuesta en momentos distintos al resto, pero realmente no cuadra demasiado en End Of I, que, por otro lado, es un trabajo mucho más que disfrutable.

 

End Of I es un magnífico trabajo. La edición, espectacular; y lo más importante, más de setenta minutos de canciones llenas de pinceladas que las hacen, si no únicas, sí tremendamente interesantes. Uno de esos discos que apetece escuchar muchas veces, por más que en muchos casos la melancolía y la belleza fría te encojan un poco el corazón. Qué demonios, aquí hemos venido a jugar.