THEN COMES SILENCE: Machine (Oblivion/SPV 2020)
Then Comes Silence es una de esas bandas imposibles de etiquetar. Se parecen a muchas cosas pero en realidad, no se parecen a ninguna. Tal vez una cosa sea consecuencia de la otra. Se mueven (perfectamente además) en ese limbo existente entre el rock oscuro, el post punk, el gothic rock, la darkwave, el deathrock incluso… Con influencias muy diversas además, aparentemente alejadas de todo esto: gotas de psicodelia, shoegaze… Es como si fueran alquimistas y hubieran destilado y extraído lo oscuro de todos estos estilos y lo hubieran acrisolado hasta obtener la esencia de Then Comes Silence, su propia piedra filosofal. Llevan desde 2012 con esa labor de aquilatado y, a mi juicio, en este Machine han terminado de pulirla.
Machine, quinto trabajo del combo, presenta además la novedad de nuestro querido Hugo Zombie (Los Carniceros del Norte, Naughty Zombies, etc) a las guitarras acompañando en este viaje a Alex Svenson (voz y bajo), Jonas Fransson (batería) y Mattias Ruejas Jonson (guitarras), sospechosos habituales desde hace bastantes años. El disco, editado por Oblivion y distribuido por SPV, está prensado en vinilo y CD (edición que comentamos). Se compone de once canciones que tienen en común, entre otros detalles que trataremos de desgranar, a la muerte, como musa principal. La primera de ellas, primer single también, We Lose The Night, es TCS por los cuatro costados. Desde el comienzo con la progresiva incorporación de instrumentos, el ritmo post punk, la densidad oscura, la voz reverberada… De esas canciones que según las escuchas por primera vez sabes perfectamente a quien pertenece. Un perfecto aperitivo en su día y una perfecta toma de contacto con Machine, ya con el disco en la mano. Devil es el segundo corte. Distintos aires para un tema dominado por el contrapunto entre la voz distorsionada de Alex y los coros femeninos de Hanna Carlsson. Rock oscuro sería la etiqueta que más se le acercaría, pero aun así muy de lejos. La batería tremendamente presente marca el ritmo de otro temazo. Y van dos de dos. Dark End es una pieza más compleja, a mi entender. De las que no entran fácil a la primera, pero que cuando lo hacen ya no te las puedes quitar de la cabeza. Otra vez sonido Then Comes Silence por los cuatro costados. Me recuerda estilísticamente a algún tema de Blood, aunque con instrumentación un poco más barroca.
I Gave You Everything retoma el pulso post punk. Claro que en ese post punk hay tanto tanto metido, que decir esto es decir más bien poco. Es un tema bailable, tarareable, gritable en directo incluso. Bastante cargada de rabia y angustia (o esa sensación me proporciona al escucharla), es una vuelta de tuerca al sonido de la banda, sin dejar de ser, en absoluto, reconocible. Ritual fue el segundo single. Digital y videoclip. El comienzo es diferente a lo que el grupo nos tiene acostumbrados y la voz de la fantástica Karolina Engdahl, de -entre otros- True Moon, dota la canción de algo especial y la lleva a registros aun inexplorados por el cuarteto. También bastante bailable, es uno de los temas destacados del disco, a mi modo de sentir. Como Apocalypse Flare, tercer single y clip. Seguimos con temas bailables, gritables y de los que apetece, mucho, disfrutar en directo. W.O.O.O.U. (Wicked One, One Of Us, creo) sigue en la línea de post punk (sobre todo la batería) bailable y saltarín. Tremendamente pegadiza también, como sucede con In Your Name, donde regresan los coros femeninos (supongo que repite mrs Carlsson) y configuran una pieza de darkwave guitarrera, si es que existe algo así. Si no, ahora ya sí. La mano del señor Zombie se nota en lo afilado de las cuerdas y la distorsión comprimida del bajo dota toda la canción de un empaque especial. Glass me recuerda a unos White Rose Movement oscuros, sobre todo el comienzo. Luego entra la guitarra, aguda, y el parecido desaparece aunque el ritmo sincopado mantenga un poco la sensación. Kill It es densa, lenta (en absoluto pesada), oscura. Un corte lleno de distorsiones guitarreras marca de la casa. Un ritmo repleto de una belleza fría y desolada, que te atrapa de principio a fin. Y el fin se llama Cuts Inside. Me recuerda un poco a We Lose the Night (pero con coros femeninos) y desde luego, cierra el círculo. De nuevo un tema inclasificable, inetiquetable, inaprensible en su verdadera magnitud. Muy útil para hacerte desear pinchar todo el CD otra vez.
Es pronto para decir algo así, queda mucho 2020, pero de lo que llevamos de año, Machine es, sin ninguna duda, uno de los mejores discos que me he llevado al oído. Y es que, en ocasiones, no hace falta afilarse los dientes para rezumar siniestreo. A veces no hace falta más que talento. Y a Then Comes Silence les sobra.