ROME: Hell Money (Trisol 2012)

8155524014_33e8bd61b8_zReconozco sin ambages que Rome es un proyecto que me gusta desde siempre. Ha llovido ya mucho desde aquel lejano maxi, Berlin, y del CD que apareció poco después: el fantástico Nera y, desde entonces, como ya he dicho alguna que otra vez, hemos ido saliendo a disco por año (y a maxi casi también, complementando) considerando como tal incluso el mastodóntico Die Æsthetik Der Herrschaftsfreiheit. Todos magníficos, no sabría con cuál quedarme. Con lo arriesgada artísticamente que es la prolificidad extrema, en el caso del proyecto de JéRômeReuter tanto lanzamiento no empaña en absoluto la calidad de los mismos, ni en las composiciones, ni en el sonido, ni siquiera en la presentación estética (cuidadísima siempre) de los CDs. Dicho todo lo anterior, imaginad mis sentimientos y “esperanzas” puestas en este Hell Money. Pues bien, estaban más que justificadas. Pues bien, no han sido defraudadas. Abre el disco un Tangier Fix que funciona un poco a modo de intro y que deja claro ya desde el primer momento por dónde van los tiros, aunque luego estos los dispare la estupenda Fester. Ya aquí se percibe que de nuevo no falta nada: la sensibilidad extrema, las guitarras acústicas, las letanías vocales, la mezcla de pop oscuro, dark folk y el largo etcétera que siempre aparecen en los discos estos. Por supuesto, también hay samplers, también hay pasajes ambientales de mayor o menor experimentación (Among The Wild Boys podría ser un buen ejemplo), también hay percusiones dónde y cómo tiene que haberlas. Asimismo hay alguna sorpresa menos convencional como en Amsterdam, The Clearing, como ese punteo que te taladra un poco de derecha a izquierda y viceversa y los cambios melódicos que (siendo algo rarita) hacen de este tema algo muy especial y que gusta (al menos a mí) más cuantas más veces lo escucho. Con Pornero sucede algo un poco parecido, un tema poco convencional, con un sonido diferente, ensuciado a veces, que cuanto más lo escucho más me llega. En ocasiones me recuerda incluso al Nick Cave más acústico, por mucho que pueda sonar a sacrilegio cualquier cita del de Melbourne. En definitiva, todo el disco es como el piano de Red-Bait, triste, bello, melancólico, oscuro… las señas de identidad de Rome, a mi modo de ver. Todo este Hell Money abunda en los mismos planteamientos de siempre, sin repetirse pero con una intención evidentemente continuista, la que, como en toda la trayectoria nombrada, sumerge al escuchante en un mar de melodías difíciles de resistir, tan complejas como poco sencillas de definir. El alma en cada nota, en cada palabra cantada, la importancia otorgada al detalle, la trascendencia en la música, el asegurar acorde a acorde que el arte lo es, más allá de frivolidades. Algo para mí cada vez más arduo de explicar, más trabajoso de etiquetar, cuadricular. Son sentimientos. Son sensaciones. Mucho mejor disfrutarlas, qué duda cabe.