RITUAL REAPER: Plague-Ridden Kingdom EP (Night Tripper Records 2013)
Cuando el gran maestre del gótico guitarrero me habló de Ritual Reaper me puso sobre aviso: “igual son demasiado metálicos…”. También me comentó que venían de las cenizas de Malaise y que les prestara una oreja. Hay indicaciones que no pueden (no deben) ser obviadas, por tanto, me solté la coleta, forcé mi mueca bucal hacia abajo y me puse a ello. Ritual Reaper son un trío sueco, de Uppsala (hay que ver todo lo que surge –todo muy bueno, por cierto- últimamente de Escandinavia). Tienen a bien definir su sonido como Occvlt Gothic Rock, quiera decir eso lo que quiera decir. En su página de Facebook no citan a nadie como influencia, no dan mucha más información… Pues vale. La portada del EP o el aspecto de la banda no pueden ser más “metálicos”, aunque ellos mismos advierten de que nadie debería incluirles en ningún género que se apellide extremo. Cuesta creerlo viendo lo dicho aunque imagino que viniendo de ellos habrá que hacerles caso, ellos sabrán. En cualquier caso, en lo que concierne a artes en general (en la vida, en el resto de la vida, también, pero es otro tema), siempre digo que es imprescindible apartar prejuicios para llegar a un mínimo conocimiento. Si nos fijamos en los títulos: Annunakis, cabras, diablos… Bueno, dejemos eso y vayamos a lo importante. Y es que de nuevo la realidad me da la razón (bueno, a mí y a todos los que piensan así, clarostá, que son legión). Por dentro, Plague-Ridden Kingdom contiene cinco temas de parecidos elementos y sonido contundente. Cinco temas de guitarras, a ratos durillas, pero ni por asomo tan “heavies” como parecía viendo, por ejemplo, la nombrada portada. Incluye igualmente, con gusto, bastantes teclados que suavizan todo, que colorean las canciones modernizándolas, por qué no, no está reñido un instrumento con los otros, si tienes dudas, vuélvete a Alemania en los noventa.
Cold Evil (Megaton Aftermath) es el primero de los cinco trallazos del EP. Llama la atención desde el primer momento lo “redondo” del sonido. Se nota que aunque sea el debut del grupo como tal, no estamos ante tres jovenzuelos que empiezan sino ante tres músicos experimentados que saben perfectamente lo que hacen y cómo quieren sonar. Gótico de guitarras y voz profunda, no demasiado forzada, del de toda la vida, del de los bajos ardientes y la batería contundente. Del de los cambios de ritmo, la épica y la pura fuerza oscura. De ese, si, de ese. Que tiene detractores, por descontado, pero también incondicionales. Yo mismo, ni de los unos ni de los otros, pero ese es otro cantar. Las reminiscencias, las consabidas: menos endurecidos que unos Secret Discovery (por decir alguno), pero más que los habituales del género. Un tema, claro, tremendo, con la virtud y el defecto precisamente en ese adjetivo. Pasemos al siguiente, Devil Ritual. Comienza instrumental, apoyado en abrasivas cuerdas y un ritmo complejo y machacón. Para cuando entra la voz, ya deberías estar rendido al sonido del trío. Si no es así, o eres de otra pasta o no tienes sangre que hierva. Deja el EP éste, que te vas a hacer daño y vete a por otra cosa. Toda la pieza mantiene la épica de Cold Evil, pero la melodía es completamente diferente; mantiene el “centro” de transición pero no da respiro en cuatro minutos y pico. Casi puedes saborear el humo, ver la pose, más allá del micro, vibrar con esa endiablada guitarra. Ancient Annunaki es bastante más tópica, tanto en música, como en la letra (que habla de lo que habla). El teclado al mando, con los guitarrazos por encima y la voz, la impresionante voz, llevándote por dónde quiere. Un himno en toda regla, tal vez la canción que más me recuerda a los grandes. Golden Goat empieza dando la sensación de que esto ya lo has oído un millón de veces. Y sí, desde luego no es un dechado de originalidad, casi nada en el gothic rock más pata negra lo es. Todos beben de los mismos sitios, todo está inventado. El desafío (aparte de estar en hacerlo bien, que se da por supuesto) es tal vez mantener una personalidad propia en un estilo que lleva treinta años siendo lo que es. Y ahí Ritual Reaper cumplen de sobra. Y Golden Goat es un buen ejemplo de ello. Mirrors Of Tavern Hell se acelera por momentos, busca dobles bombos imposibles y recuerda invariablemente en sus riffs que es lo que tenemos entre manos. Casi cinco minutos de ortodoxia, casi cinco minutos de lo que llevamos intuyendo desde el principio, que Plague-Ridden Kingdom (a la venta a finales de junio) es un discazo. Corto, pero muy muy bueno. Tanto que tengo que terminar avisándoos: estos suecos van a dar mucho de sí. Al tiempo. No lo digo yo solo, ya lo comentaba al principio: hay sugerencias que no deben evitarse. Y el Gran Maestre suele tener razón. Y buen gusto. Gracias Billy.