NICK CAVE & THE BAD SEEDS: Dig, Lazarus, Dig (Mute 2008)

Y que cada vez que este buen señor saca un disco nuevo me parezca tan bueno como el primero… Con el tiempo, el señor Cueva demuestra que posiblemente haya encontrado la fórmula que le permite sacar un disco tras otro, crear una canción detrás de otra sin que se note que tiene una trayectoria larguísima de la que sentirse orgulloso. Y termina por dar casi lo mismo (yo le sigo echando de menos, no sé la razón) que Blixa Bargeld ya no esté, porque reto a cualquier no superaficionado a los Bad Seeds a ordenar las canciones de estos tipos de los últimos veinticinco años por orden cronológico. ¿Se repiten? Puede que sí. Pero en este caso (y juro que negaré haber dicho esto si se me pregunta) esa repetición es buena. Dig, Lazarus, Dig es cenagoso como Nueva Orleans, tiene un punto kitsch muy de Fear And Loathing In Las Vegas y es rock y es oscuro y es víscera (carnaza a veces) y es alma y es reconocible, muy reconocible. Está a la misma distancia de Grinderman que de The Birthday Party, en un lugar común en el que cabe todo lo hecho por la banda anteriormente. Tal vez se aleje un poco de la parte más tranquila, la del hombre y su piano, la que deleitaba en Abbatoir Blues o en Nocturama (quizá Tender Prey o From Her to Eternity sean referencias más exactas) pero es Nick Cave y son los Bad Seeds de la primera canción a la última y eso por fortuna significa mucho.