MONICA RICHARDS: Infrawarrior (Metropolis 2007)
Hubo un tiempo en el que las niñas sinis querían ser Siouxsie, la de los Banshees, la de los ojos egipcios e imposibles. Más tarde, las niñas sinis quisieron ser Patricia Morrison, la del Floodland, la de las cejas perfectas y la melenaza eterna. No sé si llegó a existir un tiempo después, más cercano en realidad, en el que las niñas sinis quisieron ser Monica Richards, la musa de Mr. Faith, la de los vestidos barrocos y los complementos de hada. Desde luego si lo que cuenta es la presencia estética y las capacidades musicales (mucho más discutibles estas segundas en la Morrison), debería haber sido así. En cualquier caso, la señora de Faith ha tenido a bien, durante ya bastantes años, el regalarnos algunas de las más grandiosas canciones que fueron y han sido (tanto con el inspirado como en sus otros proyectos). Y ¿qué nos encontramos en este Infrawarrior? Pues no hay en él ninguna composición que destaque sobre el resto ni que calme el mono de Faith And The Muse de un servidor. No porque el disco sea malo, ni mucho menos, sino porque se aleja bastante de los anteriores de la diosa. Lo cierto es que recuerda, no podía ser de otro modo, a toda su trayectoria, pero en este Infrawarrior, se centra aún más en las composiciones de aires étnicos, mutando su excepcional voz en un sugerente susurro la mayor parte de las veces y dedicando tanto estilística como literariamente todo el disco a la figura femenina en todas sus facetas. ¿Qué consigue con todo esto? Pues facturar un disco que, sin ser imprescindible, es un excelente modo de regresar a un pedestal del que nunca ha bajado y que termina siendo bastante destacable: no el mejor de su carrera, pero bueno bueno. Muy bueno.