LYCIA: A Line That Connects (Handmade Birds 2015)

Lycia siempre han sido un grupo especial para quien esto escribe. Desde aquel lejanísimo Wake de 1989, los de Arizona siempre han estado entre mis grupos favoritos, sobre todo en determinados momentos. Digo esto de en determinados momentos porque realmente no hacen un sonido apto o válido para cualquier instante o lugar. Son demasiado introspectivos como para eso. Ambientales, atmosféricos, etéreos a veces; siempre oscuros, siempre bellos. Tuvieron una actividad constante hasta el año 2003 y luego, diez años de silencio sólo interrumpidos por la reedición de Vane del proyecto Bleak (Mike Van Portfleet y David Galas, haciendo una especie de Lycia 2.0) en 2009 y por la edición del Ep Fifth Sun en 2010. Quite Moments, ya en 2013, fue una buena piedra de toque para ver que había sido de ellos y la verdad es que se notó la ausencia de David Galas (o eso creo) y siendo un buen disco, no emocionaba como antaño lo habían hecho A Day In The Stark Corner o The Burning Circle And Then Dust, por poner dos ejemplos. Así que cuando me enteré del lanzamiento de este A Line That Connects, su décimo álbum, supe que tenía que escucharlo. Otra vez el trío, otra vez de vuelta. Todas las sensaciones eran buenas, veríamos si no me equivocaba.

 

11667451_10153045654760773_1300708705383757067_nLlama la atención la gran cantidad de estilos que manejan estos tres en las quince canciones del disco (dura casi setenta minutos) puesto que en toda su trayectoria se habían mantenido más o menos fijos en unos planteamientos sonoros por lo general fríos y atmosféricos. De hecho dos de las señas de identidad del grupo eran la voz susurrante y rasposa de Mr Van Portfleet y la creación de paisajes desolados y oscuros a base de ritmos lentos y guitarras distorsionadas pero no ruidosas. Dos de las señas que enseguida aprecias (ya en las dos o tres primeras escuchas) que aunque siguen ahí, andan en un plano claramente secundario. The Fall Back abre fuego. Este corte sí responde a los parámetros habituales. Ritmo pausado, la voz suave del amigo Mike llena de agresividad, aunque esta esté en segundo plano, Tara acompañando y dotando de belleza cada nota… un precioso tema que se hace muy muy corto. Monday Is Here es más pop en su melodía principal, especialmente en el teclado que acompaña a la distorsionada guitarra, pero eso no la hace peor. Una de esas piezas etéreas tan bien hechas. Silver Leaf continúa dónde se quedó MIH aunque quizá recupere algo de agresividad vocal, que el tema anterior no tenía. Deberías estarte preguntando porque decía al principio que A Line That Connects era distinto del grueso de la discografía de Lycia si hasta ahora casi todas las características citadas podrían aplicarse a casi cualquiera de los discos anteriores. Y más si A Trade Out avanza por los mismos derroteros. El juego de voces de Tara y Mike, los inspirados gorgoritos de la primera y los susurros del segundo… A mitad de canción el desarrollo va profundizando y “endureciéndose” un poco para desembocar en la fantástica Blue. Punteos desnudos de guitarra sobre (otra vez) ritmos lentos, belleza fría y desolada. La tormenta que aún no se ha desatado y que lo hará en An Awakening. Nada hace presagiarlo en los primeros dos minutos de canción. Nada hasta que se cede el protagonismo a la voz de Mrs. Vanflower y la batería entra con fuerza. Este tema, especialmente en su parte final me recuerda armónicamente a alguno de Monica Richards, sobre todo en el timbre de la vocalista.

 

The Rain ya está aquí. Puro rock gótico del que podría firmar tranquilamente cualquier prócer del género. La voz a cargo de David Galas constituye toda una sorpresa. Más que grata además. Decíamos en el podcast cuando pusimos esta canción que era un poco mentirosa porque no reflejaba casi nada lo que era ni el estilo de Lycia ni la línea general del álbum pero sinceramente me parece un tema perfecto en su composición y tremendamente inspirado en su interpretación. Demuestra además de sobra la infinita capacidad de estos tres para crear canciones redondas y perfectas. Bright Like Stars es otra muestra de ello. De nuevo la Vanflower dando el callo sobre otra pieza que podría haber firmado Faith And The Muse perfectamente. El contrapunto vocal masculino dota a este octavo corte de una trascendencia que lo hace ser de mis preferidos de todo el CD. The Light Room continúa en esta “nueva línea” emprendida, mucho más canónica (en cuanto a Canción, incluso en cuanto a Rock, ambas con mayúsculas), menos ambiental, pero no por ello ni mucho menos peor. Se agradece el contraste porque está muy muy bien hecho. Illuminate tiene incluso aires industriales à la Swans, siete minutos perfectos que enseñan otra de las múltiples facetas de los de Tempe. Ya os decía que era variadito… A Ghost Ascends cuenta con la colaboración en las voces de Michael Irwin, se combinan perfectamente con las de Mike Van Portfleet. Guitarras endurecidas, ritmos casi sincopados, otro de los aciertos absolutos de este A Line That Connects. Hiraeth también tiene colaboración en la voz, en este caso la de Sera Timms. Recuerda a la escuela 4AD en lo etéreo pero con más hincapié en las seis cuerdas, como debe de ser. Autumn Moon vuelve por los fueros de The Rain. De nuevo canta Mr. Galas y de nuevo regresa la canción como culmen artístico, con sus puentes y estribillos. Estupenda además. Y el disco se está acabando. Quedan solo The Only Way Through Is Out que sí que podría inscribirse en el estilo habitual de Lycia y que no desmerece en nada al resto y el pequeño regalo de un temita de 25 segundos sin título (ni créditos) con una voz infantil recitando un texto.

 

Amigos, Lycia han vuelto. Y tiene pinta de que se van a quedar. Nosotros lo celebramos, puesto que el regreso es en forma de un álbum magnifico.