LAGARTIJA NICK + LULLABIES, Fiesta Radio Utopía, 30 de abril de 2007, El Sol, Madrid

Ya había pasado mucho tiempo desde la última visita de los granadinos Lagartija Nick a Madrid y más de uno (y de dos y de tres) les echábamos de menos. El recuerdo de las anteriores actuaciones estaba fresco a pesar de todo y la noticia de esta nueva ocasión para verlos justificaba cualquier motivo (siempre es lo de menos): fiesta organizada por el programa Miscelánea de Radio Utopía y presentación del nuevo disco (El Shock De Leia, saldrá finalmente si no hay nuevos retrasos a mediados de mayo) tras el impasse del single “Carmen Celeste” que salió el año pasado.

A las once casi en punto se abrieron las puertas de la sala El Sol y rápidamente se formó una cola de tamaño mediano para adquirir entradas. Bajamos las bastante empinadas y largas escaleras que dan acceso al local propiamente dicho y cogimos sitio casi en primera fila sin demasiados problemas. Al poco rato, el justo de consumir una cerveza, salieron a escena Lullabies. Reconozco mi desconocimiento absoluto de la existencia de la banda así que trataré de ser lo más justo posible con ellos.

Aunque el estilo del grupo no es de mis favoritos, sonaron muy bien, la combinación de melodías vocales más pop, con un “stoner art-pop alternativo e impulsivo” (la etiqueta es de ellos) resultón, amenizó bastante la espera del a priori plato fuerte de la noche. El mayor problema que le encuentro al grupo es que existen muchos, muchísimos, grupos que hacen algo parecido aunque en este caso tanto la voz de Monik como las cualidades instrumentales del resto de componentes (destacaron por igual los tres –bajo, batería y guitarra- e incluso cuando en un momento dado se intercambiaron estos dos últimos, no perdió en nada la actuación) rayaron a gran altura. La versión del Gigantic de los Pixies fue quizá el momento más álgido del concierto, sin que eso desmerezca la calidad de las composiciones propias del grupo. Quizá si hubieran dispuesto de más tiempo se les podría “juzgar” con más profundidad, pero no hubo ocasión.

Y Eric Jiménez tomó las baquetas, Víctor Lapido se situó con la guitarra a la izquierda del público, Varelux en las teclas más a la izquierda, Lorena Enjuto a la derecha con su bajo y Antonio Arias en el centro con el suyo… no, espera, ¡es otra guitarra! Primera sorpresa. En su visita anterior con la gira de Lo Imprevisto habían tocado con dos bajos, pero en esta ocasión (quizá por la ausencia del segundo guitarra, quizá porque han decidido que suenan mejor así) fue esa la formación.

Comienza a atronar –tal y como acostumbra- la batería y se le van sumando instrumentos. Se trata de «Estratosfera», seguida sin pausa de «Contar Lo Que No Puedo Contar» y «No Lo Puedes Ver». Bufff. ¡Vaya manera de empezar!. Vuelvo la cabeza, miro al tipo que tengo detrás y sus ojos/mis ojos lo dicen todo. Increíble y placenteramente parece que la cosa va de recuperar los viejos (grandísimos, aunque eso casi se puede decir de cualquiera de las épocas/discos/canciones) hitos. Los que en su día les hicieron lo que son, estupendos como siempre pero con una pátina diferente, como más actual, por manido que esto suene.

Después, “Fahrenheit 451” y la voz de Antonio anuncia el “repaso” de “El Shock De Leia”: «2010», «Anoche Soñé Demasiado», «20 Versiones», “Cosmos”, «El Signo De Los Tiempos» y «Resplandor»… Impresionante. Fantástico el poder escuchar canciones del “Inercia” y de “Hipnosis” (no tuve nunca ocasión de oírlas antes en directo) y continuarlas con el repaso al material nuevo… se ha hablado mucho de un supuesto volver al “pop” (si es que se puede calificar así, en un sentido Warholiano sí, en lo musical, en lo que cualquiera entendería por pop no lo creo) de los dos discos antes citados y el “Su”, antes de las incursiones en otros estilos que supusieron tanto “Val del Omar” como “Omega” o “Lagartija Nick”. Yo no tengo tan claro dicho retorno, al menos si existe no es de ahora (ya el olvidado -a pesar de que un tipo pesadísimo a mi espalda no dejaba de gritar “Heroína»- para este concierto “Ulterior”, e incluso “Lo Imprevisto” eran claramente menos marcianos que los previos). Sí que ha habido un cambio importante en las letras, apuntado en el anterior y rematado en estos últimos temas: se han vuelto menos crípticas, menos tecnológicas, menos difíciles pero no han perdido nada de la poesía que tenían a pesar de ser bastante más inteligibles. Para mi gusto hubiera sido mejor que intercalaran las canciones nuevas entre las otras en lugar de tocarlas todas seguidas ya que al hacerlo así, dado el desconocimiento de casi la totalidad del público (recordemos que presentaban un disco sin que éste esté aún disponible), el ambiente se enfrío considerablemente.

De nuevo nos informa el señor Arias: el siguiente tema tiene letra de José Val Del Omar, «Ondas De Fluencia» nada menos (única concesión al “Lagartija Nick”). Tremendo. Sigue casi sin interrupción, sin un respiro, “Esa Extraña Inercia”, más anfetamínica que nunca, otro gran momento clásico. Buenísima. Vamos a poner un poco de tranquilidad, pero menos, «Énfasis», vale, enorme, «La Curva De Las Cosas», no es lenta esta -¡Vive Dios!- no lo es.

Se acerca la apoteosis final, «Carmen Celeste», «Nuevo Harlem», “Lo Imprevisto» y «Satélite». Las dos primeras canciones que oí del grupo en aquel lejano concierto aniversario de La 2, las que me engancharon, las culpables de mi adicción y dos de las últimas creaciones (la ternura –sí, a mi me parece tierna- de “Carmen Celeste” y la fuerza de la melodía de la que da nombre al disco inmediatamente anterior). El grupo se marcha aunque todo el mundo sabe, ellos también, que volverán a salir. Lo hacen y suenan las inesperadas «Sólo Amnesia» e «Hipnosis». Ahora sí que se van. Por todas las puertas (las de la percepción de Huxley también), las grandes y las pequeñas. Se marchan con un tímido gesto de despedida, se van con otros dos temas seminales, oscuros, con esa oscuridad extraña (por lo poco común, se puede ser oscuro sin caer en el murcielagueo más risible) que tan bien dominan, dos temas del principio de los tiempos.

Un buen concierto no es tal si no eres capaz de corear las canciones porque no te llegan lo bastante, si no sientes que no quieres que termine, si tus piernas no siguen (aunque seas tan inexpresivo como yo) al menos levemente las melodías. Un gran concierto no es tal si no sales de la sala preguntando casi cuando será el próximo. Pues se dio todo eso, se dio con creces. Y habrá quien diga que sonó mal (lo hizo, especialmente al principio, luego mejoró mucho) pero creo que la calidad de las interpretaciones compensaron de sobra ese “problema técnico”. Y, francamente, me dará igual, pues lo que viví lo viví. Y fue muy intenso. Esperaremos al próximo y ojalá se repita.