LAGARTIJA NICK + EL PEZ PLÁTANO, 20 de octubre de 2007, El Sol, Madrid

De nuevo, van varias veces en esta gira, nos acercamos a disfrutar del recital que los granadinos Lagartija Nick tengan a bien regalarnos. La noche se asoma fría y la espera en la puerta de la sala, larga. Con puntualidad exquisita se abre El Sol y bajamos la escalera buscando su calor.

El Pez Platano

El Pez Plátano eran los encargados de abrir boca (caldear el ambiente, dijeron ellos) y rápidamente su rock de pocas concesiones y claras influencias llena los oídos de los asistentes (la sala tenía buen aspecto, bastante gente aunque no un lleno agobiante). Se les notaba cómodos, dispuestos a aprovechar el rato que tenían para tocar y lo hicieron. Sonaron bien, muy bien, aunque la voz estaba un poco baja para mi gusto y la importancia de las letras se diluía entre guitarrazos y ritmos endiablados en ocasiones y más tranquilos en otras. No creo que fuera defecto de ellos (lo de las voces) ya que fue algo que sucedió durante toda la noche). Me parecieron un buen grupo, con cosas que decir (no es tan frecuente esto último) y aunque su estilo no me llena del todo (problema mío) deberían contar en poco tiempo con el éxito que merecen.

Antonio Arias, Lorena Enjuto y al fondo, Varelux y Eric Jiménez

Lorena EnjutoAntonio AriasA las doce y algo salen al escenario Lagartija Nick. El público se agolpa más cerca del escenario y empieza el clásico “Estratosfera”. Una breve mirada al setlist informa de que será el mismo que en toda la gira, pero no sé, algo es diferente, algo ha cambiado. A mejor, sorprendentemente (sorpresa porque en los conciertos anteriores sonaron tan bien que sinceramente no esperaba que pudieran mejorar aún más). Las canciones se suceden a la velocidad acostumbrada, cada nota, cada letra, cada cosa en su sitio, perfectos, son los mismos temas pero… es como si el sonido fuera aún más compacto, como si estuvieran mejor ensamblados los instrumentos y sus responsables. No sé describirlo mejor. Es difícil encontrar adjetivos, arduo no repetirse. Ni siquiera los problemas con la cinta de la guitarra del bueno de Víctor Lapido impiden que suene todo tan tan redondo. Antonio y el mencionado Víctor combinando las cuerdas que les corresponden, Lorena y Varelux en su línea (esta vez sí se oían las teclas, fundamentales en piezas como “Lo Imprevisto”) y Eric aporreando la batería (lo de este tipo es impresionante, debería tener más reconocimiento, no sé, el Nobel de los timbales o algo así). La voz, empero, seguía baja pero transmitía lo necesario, lo imprescindible, lo preciso y lo precioso. Cada cosa en su lugar.

Lagartijas

Lorena Enjuto y Varelux

Lorena EnjutoY en medio de todo, después y antes de nada, la sorpresa de la noche: “Pasajeros En Tránsito”, para mí uno de los mejores temas de “El Shock De Leia”. Hacía tiempo que esperaba esta canción en el repertorio y allí estaba. Y ¡cómo estaba! Más viva que en el CD, más “orgánica”. Buenísima. Tan de autobiografía… Por sí sola cubrió todas las expectativas que me había hecho del concierto. No eran pocas, estas. Extrañaba su falta: quedaba bien allí dónde la colocaras, pero bueno, ya está en su sitio y es eso en definitiva lo que importa, lo que me importa. El público se comporta de forma peculiar, no vibra tanto como yo, se centran más en las más antiguas (las del “Inercia” y el “Hipnosis” son coreadísimas) y en las más “conocidas” de “El Shock De Leia”: “Carmen Celeste”, “Resplandor”, “20 Versiones”…

Víctor LapidoAntonio AriasLuego el sentimiento a flor de piel en “Énfasis” (de nuevo la única concesión -formal, que en muchas canciones posteriores al disco homónimo está presente el de Granada- al “Val Del Omar” y al autor de tanta belleza poética y casi –cuasi- mecamística) con su curiosa dedicatoria… y de vuelta a la energía, a la otra energía, la que te impide casi respirar, la que te remueve por dentro y te carga para toda la semana. Y todo se cierra con “Solo Amnesia” e “Hipnosis”. Como últimamente. Miro hacia atrás, veo caras sonrientes, satisfechas, felices. Me miro por dentro y veo algo similar. Solo las ganas de que hubiera durado aún más…