KOLLAPS + TUBE TENTACLES, 14 de diciembre de 2022, Sala Trashcan, Madrid

No suelo acudir a eventos de estas características, me gusta bastante el estilo de artistas como Tube Tentacles y Kollaps me parecen de lo mejorcito en su rollo, pero es un tipo de música que en directo me interesa menos. Pero claro, la gente de All Waves los traen a Madrid y se convierte en cita imprescindible. Y lo cierto es que no me arrepiento en absoluto de haber acudido a la llamada. Ni aun siendo miércoles. Ni lloviendo. Ni con Madrid inundado. Aunque la inundación de verdad fue la que propusieron tanto Tube Tentacles como Kollaps. Una riada de ruido, oscuridad, más ruido y espíritu punk.

Tube Tentacles, el proyecto de Quique Garoz, abrió fuego. Un recital brevísimo, pero claro, si el propio artista enuncia que ha dado todo lo que tenía… Al que da lo que tiene no se le puede (y no se le debe) pedir más. Un ratito repleto de cacharros sonoros -cacharros desde el cariño, no se me malentienda- que incluían desde un añejo walkman a una cortadora circular de metal. Pasando por casi cualquier cosa que se os ocurra capaz de producir ruido al ser golpeada o electrificada. Un aluvión sonoro inevitable, ensordecedor y maravilloso. Un espectáculo breve, ya digo que brevísimo, pero intenso como solo algo tan visceral puede serlo. Oscuro, más si cabe con la casi ausencia total de luz. Difícil para las fotos, pero perfecto para la ejecución planteada.

Kollaps contaron con luces rojas de contra y una buena cantidad de humo. Más difícil aún para las fotos pero exquisito en cuanto a ambientación. El trío australiano toma el escenario (TT había actuado en primera fila, casi mezclado con el público asistente) con bajo, percusiones variadas (tremendos Andrea Collaro y Giorgio Salmorairaghi, respectivamente), programación y la intensa voz de Wade Black. Un muelle de un amortiguador espera ser golpeado. La gente también, pero por el sonido postindustrial que se gastan. Y golpearon, vaya que sí. Entre los tres lanzaron un torrente de rabia ruidosa y extrema que fue acogido con entusiasmo. No podía ser de otro modo.

 

Repasaron concienzudamente su reciente Until The Day I Die, con algún que otro guiño a trabajos anteriores para redondear un recital tremebundo, en todos los sentidos. Por el sonido, por la transmisión de esa rabia, directamente de sus entrañas a nuestros maltratados (felizmente) oídos. Ya decía antes que es un estilo difícil de entender en directo y complicado de exudar desde un escenario, pero la capacidad de interpretación del trío, las ganas de llegar a la gente y la forma absolutamente genial tanto de llenar el espacio como de conseguir esa ardua conexión con el escuchante, hicieron del bolo del miércoles algo que no olvidaremos.

Puede (bueno, puede no, seguro) que el industrial, postindustrial, ruidismo, experimental, ponga-aquí-la-etiqueta-que-desee de Kollaps sea una música fría, oscura, extrema. Desde luego no es apta para todos los públicos, es áspera y árida. Pero los de Melbourne demostraron que se puede llevar al escenario y convertirla si no en algo más asequible, sí en algo perfectamente disfrutable en directo. Incluso más que disfrutable, recomendable. Fue un concierto breve (no tanto como el de Tube Tentacles), pero aunque se me pasó volando, dejaron una sensación de saciedad, de goce máximo, como hacía tiempo que no vivía. Luego ya volvimos a salir al otro frío, el meteorológico, a la lluvia, al Madrid que gestiona fatal cualquier fenómeno que no sea temperaturas suaves y cielos azules, al metro chorreando y a la vuelta a casa con zumbido en los oídos pero el “alma” llena. A la media sonrisa y la cara de idiota que se te queda cuando sales de algo que has disfrutado tanto. A la convicción de que para idiota, el que se lo perdiera. Gracias Kollaps, gracias Tube Tentacles y, por supuesto, muchas gracias a All Waves por volver a hacer posible lo imposible.

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