HorrorWolf + The Foreign Resort + This Eternal Decay, Cadavra, Madrid, 25 de enero de 2025
La noche pintaba fría en Madrid, por lo que la convocatoria de Endemoniada Promotions se antojaba un buen plan. Además, las tres bandas elegidas para la ocasión (no entiendo muy bien la “necesidad” de meter tres bandas en el escaso tiempo disponible para actuaciones, si bien puesto que es práctica común entre los promotores patrios debe de haber alguna buena razón, por más que a mí se me escape), prometían diversión, calidad y el necesario “calor” en la como decía desapacible noche capitalina. Los valencianos Horrorwolf, los daneses The Foreign Resort y los italianos This Eternal Decay formaban el más que atractivo cartel.
Abrieron el infierno lumínico del Cadavra (tanto por lo rojo subido como por lo que nos dificulta el trabajo a los que hacemos fotos) el cuarteto levantino. Su divertida y trabajada mezcla de gothic rock, rock and roll (de tintes gothabilleros) y macarrismo ilustrado empezaron a caldear la bodega del cadavra. Una sala (antigua Costello) peculiar en aspecto y distribución que proporcionó buen sonido y cierta comodidad a los abundantes asistentes al evento, pese a lo apuntado de las luces fijas rojas. Empezaron con una más que digna versión del New Rose de los Damned para luego ir desgranando unos cuantos temas propios que fueron bastante bien recibidos por el público. Trick or Treat, Goth’n’Roll o Red Full Moon fueron tres de sus temas más coreados. Un breve primer plato, bien resuelto y que dejó buen sabor de boca, al menos a los que no miramos tanto las etiquetas y tratarnos de quedarnos con la Música, en mayúsculas.
A continuación y casi sin descanso, tomaron sus sitio los kobmendenses (me gusta +mucho este gentilicio, sin desmerecer hafnino o codano, para referirse a los oriundos de Copenhague) The Foreign Resort. Postpunk moderno, dark new wave (según ellos), demasiado indies según alguno de los presentes. Para mí un trío que tiene buenas canciones y que sabe interpretarlas con energía y corrección. No son superoriginales ni sueltan murciélagos por la boca en cada estrofa. Ni falta que hace. Repasaron casi toda su ya extensa discografía de manera bastante proporcionada transmitiendo energía y buen hacer. Temas como She is Lost u Obssessing (o la propia Outnumbered) fueron bastante celebrados por el público. Sin dejar de citar Dead End Roads (mi preferida) o el apoteósico final, pleno de fuerza y rabia, con Oarange Glow. En definitiva, buen concierto de una banda de la que no tenía demasiadas referencias pero que merece la pena mantener en el radar.
Cerraban la noche los romanos This Eternal Decay, de los que aún teníamos fresco el recuerdo de su última visita, allá por el mes de mayo del año pasado. Menos de un año de un concierto que estuvo francamente bien y la presentación de su nuevo trabajo, Spettro. Razones de peso para no perdérselo. Se mantenía la luz roja fija como una constante en las tres actuaciones, pero todo lo demás era bastante diferente, me consta que una parte importante del público estaba allí fundamentalmente para disfrutarlos a ellos. Posiblemente porque de las tres bandas son las más canónicas dentro de la escena oscura aunque lo que hacen lo hacen lo suficientemente bien como para que, de nuevo, las etiquetas sean lo de menos.
El setlist fue en su primera mitad, muy parecido al del bolo del Perro de la Parte de atrás del coche. Después si que incluyeron, lógicamente, temas de su último disco, que sin duda están a la altura (si no más) que los más clásicos. Así, Rise & Fall, Eigengrau y, sobre todo, Cold Fear hicieron bailar y cantar a más de uno y más de dos de los presentes. Monochrome, Everything (de Absølutiøn) o She Walks Away (en el disco, Nocturnæ en este caso, incluye un feat de los paisanos Hapax) también fueron momentos álgidos del recital. Decía lo de Hapax porque en esta ocasión, no sé si de forma más o menos definitiva o si se restringirá a esta gira que comenzaba en Madrid, era Michele Mozzillo (bajista de los antedichos) el que se encargaba de las cuatro cuerdas sustituyendo a Pasquale Vico. Se echó de menos a Pasquale, pero porque es amigo, ya que Michele es un bajista más que solvente y lo demostró a lo largo y ancho de la actuación. Con la gente (que no lo he dicho antes pero llenaba el Cadavra sin llegar a lo extenuante) entregadísima, un apoteósico I Am Nothing cerró una actuación y una noche que quedará también en el recuerdo (al menos del aquí escribiente) durante bastante tiempo.