GUERRE FROIDE: Coruscant (Meidosem Records 2017)

 

Guerre Froide fueron allá por los primerísimos años ochenta una de las referencias más sólidas de la Cold Wave francesa. Con la inspiración puesta en los sonidos fríos, los teclados minimalistas, los ritmos marcadamente hipnóticos y gélidos, etc. sacaron un puñado de canciones (nunca fueron demasiado prolíficos) que los convirtieron en una de las puntas de lanza del movimiento, tanto en Francia como en el resto de Europa. Tras unos años de hiato o de quién sabe qué, su líder Yves Royer, ya en los dosmiles, resucitó el combo y volvió a manejar las etiquetas que antes decíamos con la soltura habitual. La prueba la podéis encontrar en discos como Angoisses & Diverssiment (2007) Abrutir les Masses (2010) o Avant-Dernière Pensée (2014). Gusto electrónico, medios tiempos, elegancia… lo acostumbrado en el palo. Y resulta que, hace unos días, han publicado su nuevo (y cuarto largo) trabajo, el Coruscant que nos ocupa. El 20 de agosto, para ser exactos, la versión digital y a partir de septiembre en vinilo limitado – a 99 ejemplares numerados (en preventa) o 400 ya sin numerar después. Incluye un cupón de descarga con dos bonus tracks, por cierto.

Vamos al lío. La primera cuestión que llama la atención es la inclusión en las voces principales de Claudine Sabatel (Dear Deer, Cheshire Cat The Bouncing) en las voces y letras, tras colaborar en el trabajo anterior haciendo algunos coros y voces adicionales. Aquí combina perfectamente con el masculino timbre de Monsieur Royer, dándose réplica en todos los temas. Lo segundo que llama la atención (conociendo la trayectoria de Sabatel) es que en Guerre Froide no hay sitio para la locura, el histrionismo y la entraña a la que nos tiene acostumbrados. En los de la guerra fría es todo más pausado (mucho más,) más frío (mucho más), más contenido (eso). De este modo se nos descubre un nuevo registro en el que, no podía ser de otro modo, también destaca. La tercera característica comentable, hablando de Coruscant en general, es el absoluto interés en mantener la línea añeja del sonido del grupo. No hay sitio para supuestas “modernizaciones” mal entendidas y lo que se podría entender como casi retro termina en este caso siendo lo realmente moderno.

Si nos centramos en las canciones que llenan tanto Coruscant como el resto de la discografía de los propios Guerre Froide, diremos que se apoyan abundantemente en la electrónica, aunque los bajos de Samuel Druon y las guitarras de Fabrice Fruchart tienen un peso específico importante, sobre todo en temas como Ça Moins Ça, una de mis favoritas. Mademoiselle (otra de las destacadas que junto con la dicha, Moralité y Le Voyeur forman el cuarteto de imprescindibles del disco, a mi modo de ver) es un buen ejemplo de lo que son capaces de dar los de Lille, oscuridad, romanticismo bien entendido, tensión fría… Aunque La Balance, La Chienne, la propia Coruscant o la melancólica Alors que cierra el vinilo, no les van a la zaga, cada una con sus particulares características. Los bonus son Tords-Moi y Ersatz, canción clásica dónde las haya (la original tiene 36 años), más rítmicas y rápidas que el resto, más electrónicas si cabe, más bailables, pero (y esto es importante) sin perder un ápice de los elementos “centrales” del resto del álbum: Esas oscuridades, ese gusto por el –casi- minimalismo de teclados, ese toque analógico y orgánico que invade todo el disco, ese gusto por lo clásico son ingredientes que no por no ser frecuentes en el género, que lo son, resultan menos claves para entenderlo. Un estilo que aunque ahora disfrute de una cierta actualidad, no es ni mucho menos nuevo pero que se agradece cuando está bien hecho ya que, lamentablemente, esa popularidad (dentro de los cánones de los que hablamos, claro, en el underground del underground) lleva a una plétora de advenedizos que no aportan absolutamente nada. No es el caso: Guerre Froide fueron un icono en su momento y Coruscant demuestra que lo deben de seguir siendo. De hecho, la mayor parte de su producción es de los últimos años. Más allá de modas. Más allá de todo lo dicho, lo mejor que se puede apuntar de Coruscant es que si no lo tienes ya, estás tardando. No te vas a arrepentir.