FRUSTRATION + OCTOBER PEOPLE, 20 de mayo de 2013, Sala Siroco, Madrid

La sala Siroco tiene para mí un significado especial. No por su ubicación (se aparca horrible y uno es de concertear en coche, gracias dirigentes por hacer como es el transporte público), no por su sonido (manifiestamente mejorable normalmente), no por su reducido tamaño. La sala Siroco tiene un significado especial por lo que lo deben tener todas las salas del mundo: lo vivido dentro. Más de veinte años disfrutando en su interior de un sinfín de grupos (muchos repetidos, además) dan para mucho. Para un montón de sensaciones, recuerdos, situaciones especiales… en definitiva, un puñado de acontecimientos de los que ponen los pelillos de punta. Y que, lógicamente, compensan de sobra el sonido mejorable, la dificultad de aparcamiento o el inconveniente del tamaño. Esto último tiene más importancia de la que parece, toda vez que los programadores suelen anteponer lo excelso de las propuestas a la “incomodidad” de los asistentes y suelen, bendita costumbre, frecuentar la sala bandas que la llenan con creces.

La noche del 20 de mayo quienes se preveía que llenarían eran los franceses Frustration (tercera visita a Madrid, si no me fallan las cuentas y tercera vez que se tenían que enfrentar con el concepto sala-pequeña-repleta, las otras dos fueron la Wurli y el Nasti) y los madrileños October People que abrirían fuego alrededor de las nueve y media. Así fue, con tanta puntualidad que cuando accedí a la sala ya habían empezado. Me acomodé como pude a la derecha del escenario y dispuse mis orejas para lo que tuvieran estos muchachos a bien. Iba a ser la tercera vez que los viera, la segunda en el Siroco y la primera con set reducido. Muy premonitorio todo.

La media hora escasa que pude degustarlos fue un poco un resumen de lo apuntado. No sonó demasiado bien, especialmente la guitarra, pero sí mejor que en la anterior ocasión. Sin embargo, las ganas y ese punto que da cuando disfrutas tocando en directo (se les veía comodísimos, casi como si estuvieran en la Wurlitzer) superó ampliamente los problemas con el sonido (al menos, en la zona en la que estaba yo, siempre me queda la duda de si es fiable hablar de deficiencias de sonido sin estar en el centro (aproximado) de la sala, tanto lateral como frontalmente.

El repertorio, aunque reducido por las lógicas exigencias de la organización, el habitual. Eché de menos alguna novedad que me consta que tienen, pero entiendo que con el tiempo del que disponían, no era momento para experimentos. A destacar las normalmente estupendas The Wait y Once Again, que, estas sí, sonaron como deben, maravillosamente actuales siendo ochenteras por todos lados. No en vano esto (para mí) pasa por ser una de las principales características de los de octubre: originales con referentes claros; con el ancla puesta atrás en el tiempo pero mirando siempre hacia delante; los ochenta estuvieron bien, los noventa también, pero estamos en 2013. Y eso tiene que notarse. Y se nota.

Casi sin tiempo para enfadarme por no tocar Juliette (salvo que lo hicieran muy al principio, entonces el enfado sería por no esperarme), casi sin tiempo para digerir nada, termina el breve recital. Sonido correcto a ratos, no tanto otros; entrega total, canciones bastante bien interpretadas, con garra y energía; selección lógica de repertorio, sin excesos pero sin patinazos; concierto corto, claro. Inevitablemente corto. Así, si la sensación que queda es que se ha hecho corto, es que todo ha ido bien.

Frustration, sin demasiado descanso, solo el imprescindible para el cambio de instrumentos, ocupa casi hasta la exageración el escenario. Quinteto con batería, teclados, bajo, guitarra y un cantante bastante histriónico. Bueno, los cinco lo son, aunque al de las baquetas se le note menos. Abren con Worries y todo se desata. Suena mucho mejor, más nítido todo, menos embarullado. Responsable la mezcla supongo. Empieza el festival de gestos, con cada palabra escupida. Empieza el repaso a Uncivilized, que finalmente sonó casi en su totalidad. Around es el segundo tema escogido. Las sensaciones se agolpan, la actitud punk, la oscuridad, los saltitos… todo medido, todo desde dentro.

For Them No Premises, As They Say y Midlife Crisis son excepciones (de Full Of Sorrow, Relax y el single homónimo, respectivamente). Son, asimismo, excepcionales en el resto de sus acepciones. Suena a Crisis, suena a Warsaw (alguien nombra a Joy Division, se debe referir a otro grupo, Frustration son otro rollo), pero suena original. Los frustrados estos, empeñados en demostrar y mostrar otra vez esa nueva época dorada en la música oscura francesa de la que son punta de lanza; lo hacen a base de contundentes ritmos, bajos demoledores, guitarras corrosivas, teclados que empastan todo y un auténtico espectáculo de vocalista. Expresivo como pocos, en constante movimiento, él sólo ya vale la entrada. Si lo acompañas de cuatro excelentes músicos (que tampoco le van a la zaga en cuanto al concepto de show, desde luego) y lo sazonas todo con composiciones como It’s Gonna Be The Same o Premeditation… pues tienes lo que allí se vivió aquella noche.

Just Wanna Hide (creo que es tema nuevo) abunda en lo mencionado. Quizá sea un poco más pop de lo habitual (como sucedía en Midlife Crisis) pero no está exento de mala leche. Uncivilized o We Miss You son bien representativas tanto del disco como de lo ofrecido en el concierto, aunque tal vez la más coreada sea No Trouble, una de las escasas incursiones en Relax. Fría e hipnótica como la mirada de Fabrice; demoledora como un puñetazo en el estómago; se entiende la apoteosis del respetable.

Assassination, Angle Grinder y la también profusamente gritada Too Many Questions cierran este primer (y principal) bloque. Dudo que a estas alturas nadie tenga queja alguna. Dudo que alguien pueda decir que algo no está a la altura de lo esperado. Todos los asistentes están recibiendo exactamente lo prometido, ni más ni menos. Desde luego si no se ajusta, no es por defecto. Veo a mi alrededor a algún miembro de October People. No pierde detalle. Hace bien. Mientras, la banda continúa con su particular locura, con su personal cruzada para llevar abajo, a la gente, su sonido. Con profesionalidad pero con desboque. Que es compatible, por supuesto.

Ha terminado, como decía, el grueso del concierto y las impresiones no pueden ser mejores. No hay sorpresas, no las esperaba tampoco. Buen repertorio, bien interpretado, con ese plus que siempre dan en directo. ¿Qué más? Las ganas de que se prolongue en el tiempo. Hay que gritar, todos suponemos que volverán a salir, pero no merece la pena correr el riesgo. No dan lugar a que nadie se impaciente. Salen, saludan y otro tema nuevo: Coz You Ran Away. Nada que objetar, nada que la distinga demasiado de las más conocidas. No me refiero a que sea “más de lo mismo”, es que los argumentos coinciden: oscuridad, punk, contundencia, víscera… lo dicho mil veces, vamos. Pero nunca son suficientes, supongo. Para cerrar, demasiado pronto, siempre es demasiado pronto si lo estás pasando bien, Blind y Dying City. Buenos broches a una actuación, una vez más, inolvidable.

Buen sabor de boca al salir, quedará alguna cerveza fría todavía, algún comentario, algún parecer. Alguna idea esbozada con buena pinta, pero difícil resolución. Preguntas (not Too Many ahora) y respuestas, impresiones variadas. La mayoría coinciden, gran espectáculo el vivido, gran concierto el disfrutado. Todos de acuerdo, mejor si más largo. Todos de acuerdo, sí, en esto sí. Luego, las discusiones de siempre, si han tocado esta n vez de aquella, si tendrían que, si mejor si, si diferente por. Agradable charla, cerveza y amigos. Para una noche que dejará una imperecedera huella en nuestras orejas. Una más. Una enorme.