FIELDS OF THE NEPHILIM + BIZARRA LOCOMOTIVA, 06 de febrero de 2010, Coliseu Do Porto, Oporto (Portugal)

OPORTO
Así como los autobuses del Imserso parten en las tardes primaverales hacia el Mediterráneo, con los ocupantes encorvados bajo el peso de incontables achaques, así despegó el avión de Ryanair, y, afortunadamente, en dirección completamente opuesta. Pues, por una vez su destino no era Benidorm, sino la empinada Oporto, a la ribera del Duero, entre las brumas atlánticas. Un toque de corneta anuncia la llegada del séptimo de caballería: las tropas auxiliares de la “iberialegión”, de dudosa lealtad y mercenarios en su mayoría, han llegado justo a tiempo para romper el cerco. Los indios Prosegur, que controlan los accesos y salidas del hostil aeropuerto, tienen hoy las de perder.

Pronto disfrutamos de nuestra victoria en la escaramuza inicial por las calles de la ciudad portuaria, tabernera y criminal, degustando con fruición los caldos que la hacen famosa en el mundo entero. Y, en especial, ese vino burbujeante de tonos tostados conocido como “Super Bock”: el único en su especie cuyo precio sube como la espuma con el devenir de los minutos. Su emboque y retrogusto acervezado es digno de mención, aunque sólo apreciable por los paladares mas exquisitos y entrenados.

A Cidade invicta

Así, desaparecidos del mundo entre callejones delictivos, nos deleitamos con la grandiosidad de la arquitectura portucalense (estilo Sarajevo tardío), la suavidad de su clima, la amabilidad de sus hombres y la serena y plácida belleza de sus… gaviotas. Una señora de piernas rechonchas nos ve pasar. Custodia un antro velado por gruesa cortina, en cuyo interior suena el melancólico fado de las meretrices, su local refugiado bajo cientos de réplicas coloreadas del altillo que, en su momento, alquiló Erich Zann. La pobre artesanía y el peor acabado de sus vidrios evidencia la decadencia portuguesa: tan frágiles eran que no soportaban la menor colisión con el irregular empedrado de sus húmedas aceras, o los poderosos y férreos bolardos, importados de la mismísima España.
¡Saúde, Porto!. Que nos esperan los humores del Escondidinho, y la Hora de la Harina se aproxima.

CONCIERTO
El enclave dispuesto para la ocasión parece de lo más adecuado. El Coliseu do Porto nos ofrece una amplia platea liberada de asientos, en suave pendiente descendente, ideal para el disfrute y la contemplación del espectáculo por venir. Asimismo, si el corsé aprieta, el bastón molesta, el chaqué es demasiado ceñido, el miriñaque te irrita la entrepierna o la levita y la chistera no soportan el contacto con los seres humanos, este Coliseu pone a tu disposición amplios palcos elevados desde donde observar la previsible polvareda con prismáticos baudelerianos. En palabras del inmortal poeta “todo tiene su público”…

Incluso Bizarra Locomotiva, el mejor telonero que uno pueda imaginar. Su potente, desgarrada y visceral propuesta te catapulta inmediatamente al bar más cercano, donde puedes compartir comentarios, reírte de la nostalgia y aplacar nervios y temores entre grandes risotadas y memorables ocurrencias.

Tras su irritante actuación y una breve espera llega la primera explosión de luz, codazos, saltos y puñetazos. Son momentos de demasiados estímulos: amenazas de muerte, besos, breves retazos de Carl McCoy captados entre cabezas y cuerpos bamboleantes -mecidos cual oleaje humano-, sardanas, combustiones espontáneas y alegría frenética. Afortunadamente, los paisajes abiertos de la grandiosa Dawnrazor logran calmar la tectónica de placas generada por la turbamulta. Tal demostración de música en formato panorámico provoca un sentido, profundo y digno aplauso del respetable. Y, tal que así, pasa volando un tercio del concierto.

The razor is ooooooooooooooold!!!
(Foto por André Henriques/ http://www.ahphoto.pt.vu/)

Mas, con renovada furia, percuten los timbales. Arden las hogueras prerromanas y danzan en rededor britones, trinovantes, los pequeños seleúcidas herederos del mismísimo Alejandro, lusitanos, celtíberos, kalaikos y unos pocos representantes de los siempre misteriosos conios. Se forjan en bronce y alabastro las columnas de Heracles, que por una vez sostienen al mismísimo Atlas. Al dios cristiano le incomoda su asiento, su críptico avatar es sometido por el músculo y el fermento. Dos mundos colisionan… Pero vence el tentáculo, vence el sentimiento, la mefítica niebla azul que exhala la hedionda meseta de Leng, la magnitud del cosmos, y el amor más poderoso que la muerte. Todo esto es mío, todo mío… Así, el grueso del concierto se me escurre como arena finísima entre los dedos, crispados de agonía.

Would you pay 25€ to see me?
(Foto por André Henriques/ http://www.ahphoto.pt.vu/)

Sombreros al viento, llegan los bises. Y qué jodida obra maestra es Last Exit For the Lost, esa especie de catarsis mística colectiva imposible de explicar mediante la simple razón. He ahí la grandeza del acontecimiento mágico: hay truco, y lo sabes, pero no logras detectarlo. En palabras de un guiri “The man just has it”.

No hay más. Repartiendo abrazos cual político en campaña y saliendo a hombros por la puerta grande termina el concierto del año, con la amarga sensación del que recibe un golpe a traición en la boca del estómago y debe arrastrarse , evitando a los caníbales, de vuelta hasta el océano gris de asfalto y miserias mundanas.

For Her Light
Zoon III
Last Exit For the Lost
(Foto por los Fans of the Nephilim).

CONTENIDO ADICIONAL

La versión extendida de esta crítica incluye los siguientes extras:

1) ESTAMPAS ONÍRICAS
– Cuatro policías se ven rodeados por cuatreros contemporáneos que empinan el codo con fruición. Su situación es, por momentos, desesperada.
– Un tipo vestido de Drácula muestra los pelos de su brazo enhiestos de emoción a su próxima víctima (¡!). Yo insisto: ¡Qué vida ésta!
– Carl McCoy mueve su muñeca 3,12 milímetros para animar a la audiencia, e incluso se desplaza levemente de izquierda a derecha por el escenario.
– Juan Tamariz, temiendo ser reconocido, se escurre entre la multitud para ir al baño.
– Un turbado hassasshin coge del cuello a un forzudo, gritando a voz en cuello “This is not a fucking action movie!”. Este podría ser su último verbo…
– Pero una manoplita de tela con una camiseta “original” celebra ese mismo día su 174 directo en sociedad, y, a la que va, pone paz.

Grande, en la paz y en la guerra
(Foto por los Fans of the Nephilim).

2) MEDIDAS DE GRACIA
Su Alteza del Humo y el Contraluz, con carácter permanente y mientras no se demuestre lo contrario, otorga a sus mas fieles seguidores cinco entradas gratis para asistir a los conciertos venideros “ad eternum”. Su lealtad (y su desembolso) serán así recompensados. Si no las mereces, no las reclames: en este mundo aún queda gente muy esforzada.

3) WANTED DEAD OR ALIVE
Wright – Pettitt – Yates – Wright
Se busca a estos forajidos por tierra, mar y aire.

Escrito en caliente por Estudios Idea Soez