DEINE LAKAIEN, 26 de noviembre de 2006, Sala Caracol, Madrid

Un concierto de Deine Lakaien siempre es un acontecimiento. Si además es la primera vez, en veinte años de carrera, que actúan en España, pues aún más. Y el dúo alemán no defraudó a nadie. Finalmente sin teloneros, en plan acústico y algo más tarde del horario anunciado, se descorrió la estrellada gasa que escondía el escenario. Un gran piano de cola presidía el escenario. Gente, mucha gente expectante casi llenaba la amplia sala. Lleno sin agobios, eso sí, que podías moverte a tu antojo por todo el recinto sin demasiadas apreturas.

Salen Ernst Horn y Alexander Veljanov, saludan con timidez de músico de clásica y comienza el espectáculo. Suenan las primeras notas y la magia desciende sobre el ambiente. Se van desgranando los compases, las melodías, las canciones. Love Me To The End, Lonely, Down Down Down, Mindmachine, Mirror Men, Walk To The Moon, Vivre (creo), Wasted Years, Don’t Wake Me Up, Follow Me, Dark Star, no están todas y no se interpretaron en este orden, van poco a poco llenando mi cerebro de melodía, de acorde, de alma, de belleza. Los tics del señor Veljanov me distraen un poco, parece más centrado cuando canta y lo hace de manera casi sobrehumana. El esfuerzo, físico además de artístico, del pianista es palpable. Su cansancio también.

Pero no dejo que el sentimiento se diluya. Lo que llega a mis sentidos es demasiado bueno, demasiado (desgraciadamente) efímero. Y, de repente, sin avisar, sin dar tiempo a prepararse, el concierto termina. El dúo se marcha y se me queda cara de tonto, aún me dura el éxtasis de lo vivido. Silbidos, gritos y palmas tratan de abrirse camino ahora en mis oídos. Vuelven a salir, saludan y comienzan los bises. ¿Sólo un tema y se vuelven a ir? De nuevo silbidos, más gritos y más palmas. Salen de nuevo. Tocan dos temas, intensísimos. Ahora si que se ha terminado. Esas notas, esas pulsaciones en las teclas del seguro que a estas alturas ya maltrecho piano permanecen en mí, durarán mucho tiempo…

Llega el ¿necesario? análisis: Han tocado prácticamente el disco Acoustic del 95 enterito. Han añadido sólo dos o tres temas, sobre una base de hace once años… No sé si eso es bueno o malo. Supongo que para los que esperaran una gira referida a su relativamente reciente April Skies sería una pequeña decepción. Para los que les hayan visto en directo muchas veces a lo mejor también. Incluso el hecho de que fuera acústico disgustó a más de uno. Para mí, neófito en el disfrute de los berlineses, no es más que un acontecimiento deseado desde que escuché ese álbum. Y creo que en acústico, en ese formato tan vilipendiado por la afluencia de supuestos “unplugged” de los últimos años, canciones tan bellas ganan transmisión que quizás, sólo quizás, con mayor afluencia de electrónica, ritmos, etc. pierden un poco.

Han tocado poco tiempo, una hora y cuarto escasa aún contando los espacios entre bises. Es cierto, supo a poco. En cuestión de música soy poco dado a creerme eso de que lo bueno si breve dos veces bueno. Cuando me gusta algo, y me encantó el concierto, quiero que dure lo más posible. Si puede ser siempre, mejor que mejor. Pero de todos modos doy por bien gastado el dinero de la entrada.

En resumen, un magnífico espectáculo, eso es lo que disfruté.