DEAD CAN DANCE: Anastasis (PIAS 2012)

Han pasado muchos años desde la última incursión discográfica del binomio Perry-Gerrard. Dieciséis, sin ir más lejos, desde Spiritchaser. Años más o menos cubiertos con sus carreras en solitario, cierto es, que, aunque algo irregulares, nos han permitido también grandes momentos musicales. Pero no era lo mismo. Cuando escuchaba una etérea canción de Lisa G. esperaba siempre encontrar la grave y sobria voz de Brendan P. en el siguiente tema. Tras la guitarra acústica de uno de Mr. Perry, siempre anhelaba el timbre dulce y angelical de Mrs. Gerrard. De este modo, la noticia de que 2012 traería nuevo disco y gira mundial de DCD se convirtió rápidamente en un febril deseo de que fuera cuanto antes. Y llegó el momento, agosto lejano, llegó la hora de Anastasis (resurrección –más o menos- en griego). Tres meses después, aquí me veo hablando de un disco que merecería haber sido comentado mucho antes pero, por razones de lo más variado y que no vienen al caso, es ahora cuando llega a estas páginas. Ahora, tras el concierto de Barcelona y cuando la gira 2012 está casi terminada y se anuncian un montón de nuevas fechas para 2013, es el momento. Ahora o ya nunca.

Anastasis, esta suerte de resurrección, no podía ser un disco más de Dead Can Dance. Dieciséis años son muchos y el ansia y la expectativa, máximas. Salió al mercado en casi cada formato que se te pueda ocurrir (una mezcla, supongo, de bienintencionado mercantilismo y ganas de que todo fan que se precie quede satisfecho): CD, vinilo, digital, ediciones limitadas que combinan unas y otras… Todas contienen ocho canciones, todas empiezan con Children Of The Sun y terminan con All In Good Time, ambas cantadas por B.P. De hecho, hablo de cabeza, creo que es el trabajo con más presencia de la parte masculina del dúo (el muchacho canta en cuatro canciones, en tres lo hace la mocica y en una a medias). Como sucede en todos sus discos, son bastante diferentes los temas “masculinos”, en general más sobrios, oscuros y acústicos, y los “femeninos”, mucho más etéreos y con las influencias tanto étnicas como medievales más marcadas. En el caso de Anastasis también, pero un poco menos tal vez. Los temas Perryanos no son tan folkies como en el pasado e incluyen más incursiones en lo oriental, especialmente en las percusiones. Los de Lisa, mención aparte al gusto por la glosolalia, sí que andan más en la línea habitual (bueno, la que fue de 1984 a 1996). Todas las canciones se podrían comentar juntas pero, a la vez, todas merecen comentarios individuales. En general, pienso que todo el disco (y gran parte de la carrera de DCD) tienen su máxima virtud en su máximo defecto o viceversa: los temas son tan buenos y están tan impecablemente interpretados que nada de lo que oigas después podrá estar a la altura. Aún dicho esto y aún teniendo en cuenta que Anastasis es un trabajo maravilloso, echo de menos un poco más de alma, un poco más de víscera en esa ejecución perfecta que comentaba. Suena todo tan increíblemente limpio que da un poco la sensación de “fácil” cuando probablemente sea dificilísimo. Sí, ya sé que es una exageración. Ya sé que suena a criticar por criticar, a “no tengo nada malo qué decir, no hay nada que criticar, por eso me invento algo”. Puede ser que haya algo de esto, no digo que no. Pero oye, si un grupo te acostumbra a la excelencia absoluta… terminas exigiendo más allá de esa exigencia. Aunque sea por decir.