ASSEMBLAGE 23 + MIRRORS + OMD, 15 de mayo de 2011, Sala Heineken, Madrid

Si en una reunión de vecinos dices “Orchestral Manoeuvres in the Dark” (OMD en adelante) bien pronunciado, algunos se santiguarán, otros echarán mano del móvil y el resto seguirán pensando en el partido de fútbol del otro día. Ahora bien, enchufa alguno de sus grandes éxitos y muy pocos no reconocerán el tema. Así es OMD, una banda de grandes melodías pop, únicas, irrepetibles, inmortales.

Había perdido la pista de esta banda y creí que el evento sería la típica reunión para sacarse unos durillos, pero, además, resulta que en 2010 sacaron disco (juntos, de nuevo, McCluskey con Humphreys). En cualquier caso, tengo claro que hay bandas por ver, al menos, una vez en la vida; OMD son imprescindibles. Durante casi dos horas del 14 de junio de 2011 OMD derramaron su grandeza en la sala Heineken de Madrid – al día siguiente, también, en Barcelona-.

Como era de esperar, no había dos personas juntas en la cola de entrada al concierto que no sumaran, como poco, 90 años. Y dado que la ciática me acuciaba, decidí darme un garbeo, saltarme a los Assemblage 93 y entrar con Mirrors, a los cuales no conocía de nada.

Mirrors, foto por Mateo MdS

Acostumbrado a ver bandas modernas donde un pavo hace que toca el teclado y mueve palanquitas mientras el otro canta, mi mayor sorpresa fue ver a cuatro tíos en el escenario. Así es, dos teclistas, un percusionista y el cantante son los jovencísimos Mirrors y en directo lo hacen más que bien. Por lo pronto, el vocalista es un show que atrapa la atención del personal, para bien. Acompañados de un juego de luces espectacular te sumergen en su peculiar universo electrónico, a medio camino entre unos Kraftwerk de lo más frío y el estilo melódico de los propios OMD en sus comienzos – la mejor época para un servidor-. Un grato recuerdo.

Foto por Mateo MdS

Y pasada media hora de preparativos, llegan los reyes de la noche. Tras más de 20 años (creo) sin ver a McCluskey con Humphreys en un escenario, el solaz del común roza la divinidad. Aquí no hay madres, aquí no hay padres. Los problemas de los cuarenta y los cincuenta se han quedado en casa. Todos son aquellos jóvenes que hace más de cinco lustros crepitaban con estos sonidos punteros de los primeros ochenta.

Tras una introducción empezamos bien con “Souvenir”. El ambiente se caldea y el crujir de huesos y tendones entumecidos por la edad no acobarda a McCluskey que demuestra, a lo largo de todo el concierto, que está más que en plena forma. Nos deleita con su voz y bailecitos que ya quisieran muchos jovenzuelos. La gente tararea las melodías principales y los sudores hacen mella en el cargado y saturado ambiente. Desde este momento y hasta el final, OMD dan un repaso a sus principales éxitos de toda la vida, que ya son acervo cultural de la música pop universal. “Locomotion” fue una de las más coreadas, “If you Leave” tuvo gran recepción entre el público que poblaba las escaleras, “Pandora Box”, etc… salvando la inclusión de dos o tres temas que sospechamos son de su último álbum, no hay canción que desmerezca un par de meneos de ojal.

Foto por Mateo MdS

Tal vez, el momento más emotivo de la noche llegó con Maid of Orleans. A estas alturas no hace falta recordar que estamos ante una obra maestra de la música, con unas melodías que compiten, a partes iguales, entre lo magistral y emotivo. La impresionante percusión nos dejó exhaustos y al finalizar la música, así nos lo hizo saber el propio McCluskey… estaba emocionado ante la ovación del personal que no paraba de arder de regocijo, que no permitía la continuación del directo sin dejar claro que allí estaban por OMD, a través de los años, impertérritos. Y el que escribe, también tuvo su momento débil…

Foto por Mateo MdS

Como era de esperar, en torno a las 23:30, finiquitaban el evento con Enola Gay y… ¿qué decir sobre este tema? Poco, salvo que no habían tocado Electricity. Uno de los mejores temas de la historia del Synth Pop y la electrónica en general. ¡Qué poco misterio tiene ya esto de los “bises”! McCluskey nos presentó el tema como el más viejo de la banda y uno de los más rápidos. En un acto que no pasó desapercibido, se lo dedicó, por así decirlo, al bueno de su compañero, Humphreys. Nos recordó que este lo había compuesto con dieciséis años – momento en que una parte del público se puso a echar cuentas-. Y así se marcharon OMD a Barcelona, como lo que son, genios musicales por encima de estilos. Junto con DM, una de las bandas más influyentes e imitadas de la historia de la música pop. Me alegro de haber estado allí.

Texto: Arriaz
Fotos: Mateo MdS