ANTONIO ARIAS + NUDOZURDO, 31 de octubre de 2009, Sala Joy Eslava, Madrid

Halloween 2009. Esa fiesta importada en la que la gente se disfraza con mayor o menor acierto y los niños piden caramelos. Ese invento para muchos, esa noche de difuntos de tradiciones propias ya olvidadas y enterradas bajo toneladas de calabazas recortadas y maquillaje de mentira. Y con esas, fin de gira de Nudozurdo (Sintética ha sonado mucho y en muchos sitios ampliando el número de fans de la banda) y Antonio Arias que tras ser cabeza de cartel de los propios madrileños (con el resto de los lagartijos) en varias ocasiones, hoy abre recital presentando Multiverso: saldrá en diciembre, paciencia.

Conozco poco todavía del trabajo del señor Arias, en el marco del Año Internacional de la Astronomía con letras de poetas diversos y la presencia al lápiz del de Granada solamente en el tema que dará nombre al CD. Sale este al escenario, puntual, con su últimamente frecuente sombrero negro y la compañía de Popi de Manía Estéreo en las baquetas, Julián de Lori Meyers al bajo y el sevillano Juano, guitarrista de Bombones, en la propia. Suenan los primeros acordes de “El Ordenador Simula”, todo es como de costumbre, suena bien, muy bien. Empiezo a echar de menos el conocer mejor (o el conocerlas algo) las canciones, pero el estilo no sorprende: es muy cercano a lo último de los de Graná, pop, muy pop, con esas guitarras tan características y esa sección rítmica tan repleta de fuerza rockera. Añádele la actitud, tan importante, tan punk…

Dame Fender, dame Gibson

Y «Desde Una Estrella Enana», “Astronomía”, “Miríadas” -etc, etc, todo el CD- van cayendo poco a poco. Comentarios de Antonio a las canciones, destellos, las estrellas delante y detrás. Y sí, el océano es el espacio, infinito… me gustan las canciones, las disfruto sin conocerlas, me llega la energía. La sala está bastante vacía, imagino que lo temprano de la hora, la “festividad” del día y que el sábado invita a muchos más a copear que a conciertear influirán bastante. Queda poco tiempo, el recital es cortito, se pide permiso para un bis, pero el telón se cierne inexorable y demostrando muy poquita educación. Se despide la banda y dejan solo las sensaciones. Positivas todas, me quedo con la energía, de nuevo, me quedo con el cosmos, me quedo con la ciencia y la ficción, me quedo con Pacheco, con Jou, con Chanmartín y Carbajosa. En fin, me quedo con la poesía y la guitarra, sea Fender, sea Gibson, me quedo con el espacio, me quedo con el talento.

Llegó la hora de Nudozurdo. Comentaba tras verles en directo en la Heineken que me habían atraído más en disco que en directo, comentaba que la larga duración de las canciones hacía que fueran algo monótonas. Pero estaban allí para hacerme cambiar de opinión. O eso creo. Con las ganas como virtud y el talento como armas, Nudozurdo se empeñaron en contentar a los muchísimos fans allí congregados, es impresionante el aumento de tirón del grupo en relativamente poco tiempo. Merecidamente la verdad. Y es que los madrileños son francamente muy buenos. El muro de sonido distorsionado que crean en cada tema es capaz, por si mismo de levantarte del sitio en el que estés. El bajo, lejos de esos grupos en los que poco más que acompañan a la batería o viceversa (tanto monta, tanto importa), desarrolla su propia melodía, imbricada en el resto de forma soberbia. Las guitarras se mezclan, chirrían, chillan y hablan, marcan la canción de principio a fin y las baquetas cambian el paso, se desgañitan o se concentran, suben, bajan y siempre están presentes, empezándolo y terminándolo todo. ¿Y la voz? Bueeeno. La voz de Leo es de esas que o se adoran o se odian, o te erizan la piel o te resultan irritantemente insufribles. A mí personalmente me parece que le sobra frialdad y distancia, quizá a unas letras bastante agresivas les pegara más un poco más de sangre, un poco más de entraña. Pero, claramente, es cuestión solo de gustos.

En cuanto al repertorio repasaron fundamentalmente Sintética (como no podía ser menos) y lo salpimentaron con algún tema de su CD homónimo (“Utilízame”, “Dentro De Él”, “Ilumina Tu Cuerpo” y “Lo Que Querías Ser”) algunas “sorpresas”: la versión del “Cenizas” de “El Columpio Asesino” que me encantó pese a no conocer la original, los dos temas que interpretaron junto con Antonio Arias (“En Mi Nombre” de los lagartijos y “El Hijo De Dios”, luego las comentaré) y un tema nuevo: “Sube Mi Amor (creo que se llama así) muy en la línea de los demás: intensidad distorsionada, letra inteligente y “dolida”… Mención aparte, como decía antes, merecen los dos “hits” tocados junto con Antonio Arias. “En Mi Nombre”, nunca antes tocada en directo, caló mucho porque es una gran canción y creo que se vio favorecida por la triple guitarra y los coros, con un poco de suerte se hará, debería, hacerse fija en el repertorio de Lagartija Nick. “El Hijo De Dios”, quizá el single por excelencia, me gustó más que en la Heineken y también la presencia del señor Arias fomentó que sonara todavía mejor que con los madrileños solos.

La noche se cerró pronto, los conciertos a las once u once y algo ya habían terminado y las conversaciones postconcierto, siempre impagables, fueron breves gracias al horario absurdo del transporte público madrileño, siempre fomentado de boquilla, siempre ninguneado en la realidad o, si no, que alguien me explique porque el Metro termina a la una y media, la Renfe a las doce y lo de los búhos parece más una broma pesada que una solución o una alternativa seria al coche propio. En fin, habrá más ocasiones de charlar, de compartir cervezas y momentos, sensaciones e ideas.