AMANDA PALMER & THE GRAND THEFT ORCHESTRA: Theatre Is Evil (8ft Records 2012)

Últimamente hay montones de artistas de todos los géneros, disciplinas, etc que “recurren” al micromecenazgo (o crowdfunding, en moñas) en general con bastante éxito. Imagino que la absoluta popularización del mecanismo terminará por hacer que a unos les funcione y a otros no, pero a día de hoy no conozco ningún caso en el que no se haya alcanzado el objetivo propuesto. Ahora bien, como el caso que nos ocupa, ninguno. El propósito era conseguir cien mil dólares, una cantidad ya de por sí impresionante para un proyecto de este tipo. Pues bien, la mocita ha recaudado en un mes la friolera de 1.192.793, sí, ¡un millón ciento noventa y dos mil setecientos noventa y tres dólares! Nada más y nada menos. De este modo, el micro que acompañaba la palabra mecenazgo sobra, desde los Médici no vi nada igual. Y con aportaciones entre un dólar y diez mil. Sencillamente increíble.

Pero vayamos al disco en sí. Aquí no se terminan las sorpresas, pues la Palmer se apoya en la Grand Theft Orchestra para facturar un nuevo disco repleto de decadencia cabaretera, de pop, de rock, de actitud punk… ya sabes, más o menos lo habitual. Tal vez este Theatre Is Evil sea menos dado a la introspección a golpe de voz y piano tan generalizada en los últimos trabajos de la Palmer y la mano de la Orchestra se nota –mucho- acercando el sonido general más a los mejores momentos de los Dresden Dolls pero, con mucha más instrumentación. Eso podría hacer resbalar a cualquiera hacia lo convencional, hacer que el oyente (no el escuchante, si se me admite el matiz) pensara que canciones casi perfectas como The Killing Type, Do It With a Rockstar o la mismísima Lost son facilonas o que están al servicio de “lo comercial”, esa difusa línea que para muchos separa el arte del negocio, el talento de la industria. Nada más lejos de la realidad. La de Boston vuelve a demostrar todo su poderío, tanto en lo compositivo como en la interpretación de los temas, tan llenos de garra y de energía como es marca de la casa. ¿Por qué decía entonces lo de las sorpresas? Pues porque sorprende (y mucho, al menos a mí) que canciones radicalmente diferentes, ejecutadas con músicos incomparables entre sí, en contextos distintos, etc, etc, mantengan el nivel de calidad, tengan todas una línea semejante y, lo que es aún más raro, me entusiasmen de la misma forma y me transmitan la misma barbaridad de sensaciones. Y encima, como decía aquel, se sigue follando al piano en cada tema. O lo parece, desde luego. Theatre Is Evil es un grandísimo disco, uno de esos que no te cansas de recomendar, a gente de todo tipo.